Hijo de la primera mujer fallecida por covid-19 en el país cuenta cómo será este Día de la Madre

Emmanuel Quirós es un joven lleno de positivismo y de paz

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Cuando nos preparábamos para conversar con Emmanuel Quirós, un joven de 20 años que perdió a su mamita el pasado 15 de mayo debido al covid-19, pensamos que recibiríamos de él respuestas llenar de dolor y nostalgia.

Pero pasar el primer Día de la Madre sin ella y haberla perdido por el nuevo virus, no ha hecho de Emmanuel una persona rencorosa o triste, todo lo contrario.

Este joven está lleno de positivismo y buenas intenciones. Él asegura que lo logra gracias a la fuerza que le da Dios, porque de lo contrario estaría en una esquina llorando desconsolado por la partida de su mamita.

Él es quien sale en un anuncio de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) haciendo un llamado a disfrutar de la mamá en vida.

Doña Marielos Rodríguez fue la primera mujer que falleció por coronavirus en el país. Su esposo, don Rosmy Quirós, tuvo la oportunidad de despedirse de ella en el hospital México, en un salón desocupado que estaba al lado del de ella, en el cual había una ventana que separaba ambos aposentos.

De fuerte convicción católica, don Rosmy le cantó los salmos que tanto le gustaban a su esposa, los neocatecumenales. Ella estaba sedada, pero su familia está segura que pudo escucharlos.

“Viviré este Día de la Madre con tranquilidad. Le daré gracias a Dios porque me permitió tenerla 19 Días de la Madre conmigo. Hay gente que ni siquiera puede disfrutar uno. Yo no tengo nada más que pedirle a la vida, no tengo nada qué reclamar, me siento lleno.

“La recordaré, no me pondré triste porque sé que está en un lugar mejor, yo estoy seguro que está en el cielo, donde todos desearíamos estar. Eso me reconforta y me hace feliz”, comentó este joven, quien celebrará con su abuelita y otras mujeres que han sido un pilar para su familia.

También harán una misa y un rosario, pues doña Marielos cumple tres meses de fallecida ese día.

Muy querida

Esta vecina de Tambor de Alajuela siempre fue ama de casa. Confeccionaba bolsitas de regalo para ganarse una platica y le encantaba decorar la catedral de Alajuela con bellas flores, ya que era servidora en esa iglesia.

También le gustaba salir a caminar y, aunque la cocina no era su fuerte, su hijo aseguró sin titubear que todo le quedaba riquísimo, sobre todo el pan de piña.

Doña Marielos enfrentó al mismo tiempo dos enfermedades: cáncer y coronavirus. Ella comenzó a sentir malestares en su cuerpo en diciembre anterior y en enero se le detectó un linfoma que le atacó los intestinos. En febrero fue internada para que recibiera quimioterapias semanales, unas sesiones muy pesadas para atacar los 12 tumores que le encontraron.

“A pesar de todo lo que tuvo que pasar, ella nunca renegó de la enfermedad, nunca se quejó. Se cortó el pelito cuando se le comenzó a caer, afrontó la quimioterapia con positivismo, ya cuando le dio covid sí tuvo que soportar temperaturas muy altas.

“Cuando entró a la UCI tenía 59 años, allí la intubaron, sufrió problemas de respiración y le hicieron una traqueotomía. También sufrió sangrados internos por el cáncer y tuvo que estar conectada a una máquina de diálisis. Sin embargo, ella nunca se preocupó por la muerte, siempre transmitió esperanza”, comentó su hijo, quien sostiene que esa esperanza se mantiene, porque ellos saben que su mamita falleció libre de rencores y en paz.

Distintas

En el anuncio de la Caja, Emmanuel quiere hacer conciencia de que las despedidas por el covid son muy distintas.

Ese 15 de mayo no había capillas de velación abiertas y por eso tuvieron que velar a su mamita en un salón comunal de la iglesia. Tampoco le pudieron hacer una misa.

El ataúd llegó con varios clavos para asegurarse que nadie lo abriera y el cuerpo, según les contaron, estaban envuelto en tres bolsas. Los funcionarios de la funeraria llegaron vestidos con todas las medidas de protección, lo que hizo el momento más distinto y tenso.

Al funeral solo pudieron asistir 15 personas y el cuerpo tuvieron que enterrarlo siguiendo un montón de medidas, en una fosa aparte y reforzada.

“Como dije en el anuncio, yo no la pude ver la última vez ni abrazarla. Usted que sí la tiene, cuídese para protegerla. Dichosamente nosotros no estábamos en cuarentena, porque ni siquiera hubiéramos podido ir al funeral.

“Pero en realidad yo me siento tranquilo porque nuestra confianza está donde se debe, que es en lo más firme y único, en Dios. Solo así logro entender la situación y transmitirla a los demás con tranquilidad”, comentó este valiente muchacho.