La Iglesia católica pide siempre a sus fieles que se confiesen antes de Semana Santa para que puedan vivir esos días a plenitud y comulgar en las eucaristías.
Los últimos dos años, debido a la pandemia todo ha sido muy distinto, hasta las celebraciones religiosas. Durante bastante tiempo estuvieron suspendidas las confesiones para evitar la cercanía entre los sacerdotes y los fieles, pero ya todo ha ido volviendo a la normalidad.
En las misas de los últimos domingos, algunos sacerdotes han estado motivando a los feligreses a que busquen el sacramento de la reconciliación desde ya, que no esperen a última hora pues es probable que como hay personas que tienen hasta dos años de no confesarse, estén muy llenas las acostumbradas liturgias penitenciales en las cuales las parroquias reciben sacerdotes para confesar a grandes cantidades de creyentes.
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Enrique Muñoz vive en Desamparados y ya hizo la tarea, se fue a confesar el jueves 17 de marzo en la mañanita.
“Un día de estos el padre dijo en misa que aprovecháramos los días en que se estaban haciendo confesiones y por eso fui un día después de misa de ocho de la mañana. Duré como media hora haciendo fila y estuvo muy ordenado”, explicó.
“Preferí hacerlo así para evitar las aglomeraciones del día de la liturgia penitencial y también porque en años anteriores he notado que cuando llega mucha gente hay desorden, entonces mejor ir cuando hay pocas personas”, manifestó.
Muy importante
El sacerdote German Rodríguez, de la Catedral Metropolitana, dijo que el proceso de Cuaresma que están viviendo los católicos debe estar marcado por la conversión y para ello es necesario reconciliarse con el Señor.
“Es tiempo de experimentar la misericordia de Dios, que siempre perdona porque no se cansa de amar. Esta experiencia es linda y se vive en el sacramento de la confesión. El pecado que nos esclaviza nos ata, pero hay un remedio: la misericordia de Dios que nos libera y nos levanta.
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“Para todas las personas que dicen ‘¿para qué confesarme con un hombre igual que yo?’, la Carta a los hebreos dice, en el capítulo 5, versículo del 1 al 5: ‘El sacerdote es un hombre, tomado de entre los hombres, para servir a los hombres en las cosas de Dios. Puede entender a ignorantes y extraviados por que él también tiene debilidad’”, explica el cura.
“Queda bien claro entonces: no es un ángel, no es un santo, es un hombre que también enfrenta la debilidad y puede comprender los que viven el pecado y ofrecer de parte de Dios el perdón y la paz”.
El religioso dijo además que antes de que las personas se vayan a confesar deben prepararse y la mejor forma de hacerlo es revisando los diez mandamientos y preguntándose a sí mismas si los están cumpliendo o no.
De esa manera se puede saber en qué se está fallando, arrepentirse y confesar los pecados.