Don José Antonio Gutiérrez Leiva es un tramero de cuarta generación del mercado Central de San José y fue él quien nos dijo: “Venga, acérquese, quédesele viendo a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, no deje de verla porque ahorita lo vuelve a ver a usted”.
Y así fue, de un pronto a otro la imagen nos volvió a ver. Ni me pidan que le expliqué cómo pasó, pero pasó.
No es nada nuevo, según la leyenda que se ha contado toda la vida entre quienes tienen un tramo allí, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, desde que la pusieron en 1950, comenzó a “ver” a la gente que se le quedaba viendo directo a los ojos.
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Pescadería El Rey es el puestico de don José Antonio, también de la familia es el tramito La Isla del Coco. Tiene 50 años de trabajar en ese negocito que ha sido de la familia por más de 100 años.
“La imagen del Sagrado Corazón tiene 75 años, eso significa que yo llegué unos 15 años después que ella, cuando yo tenía 9 años de edad. Soy la cuarta generación de mi familia que trabaja en este amado mercado.
“Le voy a confirmar algo, algo que me lo confirmó mi abuelo y mi papá, los ojos de ese Sagrado Corazón de Jesús son mágicos, especiales. Siempre han sido un misterio. Cuando uno se le queda viendo fijo a los ojos a la imagen, de un pronto a otro ella te vuelve a ver”, asegura don José Antonio.
Muy lleno de fe este tramero josefino nos asegura que él en varias ocasiones al año se le queda viendo fijo a los ojos a la imagen porque “en verdad que cuando te vuelve a ver uno siente, realmente, la presencia de Dios”.
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Nos dice don José Antonio que fuimos privilegiados porque pudimos ver la imagen a menos de 20 centímetros ya que la sacaron de la urna en la cual pasa 364 días del año.
Solo un día, que para este 2025 fue este martes 17 de junio, se saca para la misa en honor al Sagrado Corazón de Jesús, patrono del mercado Central y de todos los mercados del país, que se hace una vez al año. Este año la misa la celebró el padre Sergio Valverde de Obras del Espíritu Santo.
Doña Irene Prado, del tramo La verdadera herencia, nos confirma que la leyenda de los ojos de la imagen es cierta y que a ella sí la ha vuelto a ver varias veces. Doña Conchita Alas, del mismo puesto, nos dijo: “Nunca hay que dudar del poder de Dios, él puede hacer lo que para uno como hombre es imposible”.
¿Imagen milagrosa?
Dejando de lado que usted o yo podamos creer o dudar de la leyenda del Sagrado Corazón, hay una verdad comprobada de la cual nadie, hasta el día de hoy, tiene una explicación.
En 1967 hubo un incendio en el mercado Central. Fue una tremenda emergencia ya que el fuego no tuvo piedad con muchos de los tramitos y dejó a gran cantidad de familias sin el negocito que tanto les costó levantar.
Ese incendio acabó con la cuarta parte del mercado. Cuando los dueños de los tramos y los bomberos pudieron entrar a ver el desastre que las llamas habían provocado, nadie podía creer lo que estaba viendo, el fuego llegó justo hasta donde estaba la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de ahí no pasó, como si alguien lo hubiese detenido milagrosamente para que no siguiera causando daños.
Esta imagen fue hecha por el maestro imaginero y gran escultor costarricense Manuel Zúñiga, gracias a que en 1950 se unieron varios trabajadores con el objetivo de poner una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en mercado Central.
Él se dedicó con gran pasión a la imagen, haciéndola completamente en madera. Hace pocas semanas, el restaurador de imágenes Emanuel Solano Aguilar, rescató los detalles originales hechos por Zúñiga gracias al apoyo de la Unión de Comerciantes y Detallistas.
Misa muy alegre
El padre Sergio Valverde se encargó de celebrar una misa cargada de alegría. Entre los trameros del mercado, autoridades de la Municipalidad de San José y cuanta persona decidió acercarse a participar, recordó que todos vivimos momentos difíciles y somos pecadores, pero de la mano de Dios todo se supera.
Entre música y un sermón demasiado motivador, los presentes salieron más que contentos de la misa, incluso, ninguno se movió un centímetro de su asiento, ni siquiera después de que el padre dijo: “Pueden irse con la paz de Dios”.
Terminada la misa, el sacerdote de Obras del Espíritu Santo bendijo a todos los presentes rociándolos con agua bendita y nos recordó a todos que “caminar con Dios es el mejor caminar que se puede tener”.