Las diferencias culturales de las indígenas a la hora de dar a luz han hecho durante años que muchas decidan tener los hijos en sus casas, exponiéndose a serias complicaciones de salud, pero eso está cambiando.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ha hecho modificaciones en los protocolos, pensando en el bienestar de estas mujeres y sus hijos. Eso ha hecho que ellas poco a poco se vayan acercando al centro médico cuando llega la hora del parto.
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Adriana Salazar, una madre cabécar que dio a luz a su hija en el hospital William Allen Taylor, en Turrialba, es un fiel ejemplo de eso.
“Quería tenerlo en el hospital”, dijo la mujer.
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Para ello, tanto Adriana como su familia viajaron desde el distrito de Chirripó de Turrialba hasta La Esperanza, a la casa de una tía de la mujer, con el fin de estar más cerca del hospital y contar con un camino más accesible para el traslado.
A Adriana le permitieron elegir la posición para dar a luz, además de elegir quién sería su acompañante durante el parto y los alimentos que consumió mientras estuvo hospitalizada, todo eso le dio confianza y la hizo sentir a gusto.
Su hija, María José, es parte del 85%, es decir, 85 de cada 100 de los niños indígenas cabécares de Grano de Oro que están naciendo en este centro médico, ¡todo un logro!
Buscan partos humanizados
La doctora Gianina Retana, jefa de Ginecobstetricia del centro, explicó que el dar a luz con pertinencia cultural es parte de las acciones del parto humanizado que se desarrolla en la institución.
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La especialista señaló que el elemento principal es que la mujer decida cómo y en qué condiciones desea parir, así como si desea compañía o no, dado que para las mujeres cabécares de Grano de Oro el parto es un momento muy íntimo, por lo que no siempre desean ser acompañadas por un familiar, incluida su pareja.
Para tales fines, el centro hospitalario cuenta con camas y telas que permiten que el parto se realice en posición horizontal o vertical. Además, dispone de aceites, balones y todo tipo de insumos y mobiliario que permiten a las madres vivir su experiencia en un ambiente que respete sus derechos.
La estrategia incluye también las giras que los médicos especialistas realizan en la zona indígena para atender los embarazos de alto riesgo y aquellos que requieren atención especializada. De esta forma, las usuarias no tienen que trasladarse hasta el hospital para su control mensual.
Esta humanización del servicio la vivió también Albertina Madrigal Mora, quien dio a luz a su hijo en julio de 2022. Ella contó que decidió ir al hospital porque tuvo muchas complicaciones con su primer parto, el cual fue en su casa.
“Me sentí bien con toda la atención recibida”, afirmó la usuaria al hablar de su segundo parto.
La doctora Retana indicó que se están analizando diferentes iniciativas que se implementarán de forma progresiva para continuar mejorando la atención a las mujeres indígenas.
De acuerdo con información del hospital William Allen Taylor, este establecimiento de salud registra 750 partos al año, de los que el 30% corresponde a madres indígenas. Con esto, el hospital procura que tanto las mujeres como sus bebés reduzcan el riesgo de complicaciones.