José León Sánchez sobre San Lucas: “Que no se nos olvide que esa fue la ‘isla del diablo’”

Al galardonado escritor le encanta que los ticos podamos visitar aquel lugar a donde lo mandaron después de condenarlo a cadena perpetua

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Visitar la isla de San Lucas, desde el sábado 22 de agosto, es toda una aventura que también lleva a un oscuro pasado de la justicia costarricense.

En este pedacito de tierra de 5 km² en el Golfo de Nicoya mezcla la hermosa naturaleza con uno de los capítulos más horrorosos de nuestra historia, porque ahí estuvo, por más de 100 años, la cárcel tica más inhumana.

Uno de los prisioneros más conocidos que tuvo el país en San Lucas fue el escritor costarricense José León Sánchez (nació el 19 de abril de 1929), quien escribió el libro “La isla de los hombres solos”, en el cual cuenta parte de los horrores como ser humano que vivió en ese centro penitenciario.

“Me encanta demasiado que se le dé un enfoque turístico a San Lucas, tiene una naturaleza riquísima que cada costarricense debería disfrutar, pero que no se nos olvide que esa fue la ‘isla del diablo’”, fue lo primero que nos comentó el escritor cuando lo contactamos.

Crueldad

"En verdad que me alegra que se visite ese lugar, hablamos de mantener en la memoria la crueldad andando. Lo que ahí se vivió fue terrible, lo que ahí viví fue terrible. Que la visiten todos para que nunca muera en la memoria del país aquel capítulo de crueldad que existió en San Lucas.

“Cada visitante se podrá enterar sobre qué eran las cuadras, o sea, los calabozos que tenían capacidad máxima para 40 reos y las llenaban con más de 100. Hablamos de crueldad en su máxima expresión”, recordó Sánchez.

El libro escrito en primera persona por Sánchez, es tan sincero como crudo, sobre todo lo que se vivía en la isla del diablo.

Sánchez fue condenado a cadena perpetua por la muerte del guarda Manuel Solano Torres, quien vigilaba la basílica de Nuestra Señora de Los Ángeles, en Cartago. Junto a Manuel Antonio González Molina se le acusó de robar las joyas de La Negrita y en el acto murió Solano. El hecho sucedió el 13 de mayo de 1950.

En 1955 la pena se le redujo a 45 años. El escritor pasó 20 años en prisión y en diciembre de 1969 abandonó la cárcel tras recibir una adecuación de la condena. En 1999, tras 49 años del robo de las joyas de la basílica; fue absuelto por dudas de toda pena y responsabilidad porque se comprobó que durante el proceso hubo violaciones al debido proceso.

Gran aprendizaje

“En el penal primeramente colocaban un grillete de varios kilos que terminaba por llenar de llagas el tobillo, ocasionando gangrenas e infecciones dolorosas. La comida era escasa, el hambre se enseñoreaba, al mismo tiempo que los malos tratos y las golpizas de los guardias.

"La muerte era la única forma de escapar de aquel lugar, las aguas infestadas de tiburones hacían imposible el escape; no por eso, no había intento fallidos de fuga”, narra un extracto del libro.

Sánchez le asegura a cualquiera que visite la isla un día de gran aprendizaje porque al mantenerse intactas las paredes de la cárcel, todavía se puede ver lo que los presos expresaban cada vez que rayaban la pared, ya fuera con frases, con el dibujo de una mujer o del dibujo del rey Pelé.

El escritor aclara que ni siquiera el mar que rodea el lugar se escapa de las crueldades que ahí vivieron los presos, de hecho, en el libro hay varias anécdotas entre guardias y prisioneros.

“En una ocasión llegó un preso nuevo que odiaba el agua, los guardias día a día se divertían con su miedo a las olas del mar, lo libraban de su grillete y lo empujaban al mar dejando que las olas casi lo ahogaran para rescatarlo posteriormente; en una de tantas el preso que odiaba el agua y no sabía nadar fue atrapado por la turbulencia de las olas y arrastrado mar adentro; los guardias preocupados lo veían manotear y a punto de ahogarse; lo observaban con la certidumbre que se ahogaría, cuando el preso empezó a bracear vigorosamente, nadando como un pez. Fue la última vez que se le vio, no pudieron capturarlo ni encontrar rastros de su cuerpo”, apunta el libro.

Destino turístico

El histórico lugar abrió sus puertas para la visitación turística de carácter cultural, histórico y natural, mediante la Ruta de Reactivación de la isla San Lucas.

La isla, que está ubicada en el Pacífico frente a las costas de la ciudad de Puntarenas, funcionó entre 1873 y 1991 como prisión. Uno de los principales atractivos turísticos son los cientos de escritos en las paredes de las celdas, así como grandes dibujos.

“La isla de San Lucas es única; no hay otra en Costa Rica con sus atributos: antiguo presidiario, memoria histórica, riqueza arqueológica y riqueza natural, todo a corta distancia de la costa. El turismo va de la mano de la cultura, por esta razón celebramos su apertura” señaló el ministro de Turismo, Gustavo Segura.

El Gobierno definió la “Ruta de Reactivación de la isla San Lucas” con el objetivo de generar un destino turístico que, además de motivar la industria turística puntarenense, proteja las características naturales de la isla ubicada en el Golfo de Nicoya.

Una inversión aproximada de ¢324 millones de colones, por parte de diversas instituciones del Estado, permitió la construcción de senderos, nuevos servicios sanitarios, centro de acopio, sistema de bombeo de agua, intervención estructural del área patrimonial prioritaria y rehabilitación del edificio del antiguo dispensario médico.

"Estamos muy felices con la apertura de la isla San Lucas que sumará a la rehabilitación del Golfo de Nicoya y del Puerto como destino turístico.

“Este proyecto permite un mejor y más eficiente desarrollo de la zona y una generación de oportunidades para su gente, al mismo tiempo que recuperamos el patrimonio cultural e histórico de uno de los secretos mejor guardados del Golfo de Nicoya”, dijo doña Claudia Dobles, primera dama de la República, y coordinadora de la Ruta de Reactivación de la isla San Lucas.

“Este proyecto permite un mejor y más eficiente desarrollo de la zona y una generación de oportunidades para su gente, al mismo tiempo que recuperamos el patrimonio cultural e histórico de uno de los secretos mejor guardados del Golfo de Nicoya”, dijo doña Claudia Dobles, primera dama de la República, y coordinadora de la Ruta de Reactivación de la Isla San Lucas.