Dayana Elizondo Chacón hace joyas muy especiales, utiliza la leche materna para hacer su arte.
Así como lo lee. La muchacha de 24 años y madre de dos pequeños, descompone la lechita que le envían las mamitas que están en período de lactancia, la somete a un proceso químico, para obtener la nata y luego saca preciosos dijes que se pueden utilizar en aretes, anillos, cadenas o pulseras.
No crea que es de inmediato. Ella necesita tres días para descomponer la leche, unos cuatro más para separar la leche de la grasa y del agua. Luego, la nata que extrae la monta en una resina, para finalmente colocarlos en el dije.
“Las mamás tiene que entregarme tres onzas de leche congelada, en un frasquito. Tienen que tener cuidado con la extracción, deben usar envases esterilizados y en el lugar donde lo hagan no puede haber polvo o pelusa porque no quedan bien, pueden quedar con puntos de polvo. Las primeras me quedaron mal por eso. En total son quince días para realizarlo”, explicó la joven emprendedora.
La muchacha dice que tomó la idea de una señora que la desarrolla en España y probó suerte aquí.
Las joyas cuestan entre 10 y 30 rojitos, dependiendo del diseño y el materia del dije.
Elizondo piensa traer bases de plata del extranjero para hacer sus joyas, pero esas tendrán un costo mínimo de ¢30.000.
“Lo que pasa es que cuesta mucho que los joyeros quieran hacer las bases aquí. Hay que mandarlas a traer. La otra semana me reúno con uno a ver qué pasa”, aseguró.