Tras la elección del papa León XIV, acá en Roma las banderas de Perú se volvieron las más populares de la ciudad, tanto periodistas como fieles, apenas ven una, saben que se trata de personas que pudieron tener cercanía con el nuevo pontífice.
Y La Teja tuvo la suerte de encontrar una de esas bonitas historias. Tras acabar el rezo del Regina Caeli, salimos de la plaza de San Pedro y allí vimos a un grupito de personas con la bandera peruana y, de pura casualidad, una de ellas es de la ciudad donde el papa fue obispo, Chiclayo, aunque ella ya lleva varios años en Roma. Se trata de doña Marina Sulueta.
Si bien, como no viaja tanto a su natal país, solo pudo ver una vez al entonces obispo Robert Francis Prevost, tiene familiares que sí tienen historia con el ahora cabeza de la Iglesia católica.
Por ejemplo, dos de sus sobrinos fueron confirmados por el prelado cuando era el obispo del lugar y ahora están hasta pidiendo ayuda para poder venir a Roma a saludarlo. Pero lo más sorprendente es con una sobrina suya, pues gracias al papa hoy está a punto de ser profesional.
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“Tengo recuerdos generosos de él porque ayudó a mi sobrina con una beca para que pudiera estudiar en Alemania. Ya solo le queda un año y sin la ayuda del papa no habría podido ir. Toda la familia está agradecida con él”, dijo la señora quien detalló que su pariente estudia Economía.
Comenta que todo el pueblo está muy feliz, que cuando lo eligieron no dejaron de sonar las campanas de la catedral y de todas las iglesias. Finalmente, basada en lo que le ha dicho su familia, nos contó cómo es él.
“Es generoso, sencillo. Cualquier cosa que le invites, aunque sea sencillo, que no sea un manjar, lo pone sencillo, te recibe todo”, concluyó con una voz llena de orgullo.
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Sor Edith también portaba su bandera de Perú y, en pocas palabras, nos dijo lo que podemos esperar del papa: “Es sencillo, siempre con el pueblo”.