A nivel mundial, julio fue el mes más caluroso desde 1880, año en que se empezó a llevar este tipo de registro.
La información fue confirmada por el Servicio de Cambio Climático de la agencia europea Copernicus, con sede en Francia.
De acuerdo con los datos, la temperatura mundial llegó a los 16,7 grados Celsius (°C), 0,56 más que la reportado en julio del 2016, cuando se había registrado la más alta hasta entonces.
Las razón fue la ola de calor que ha afectado a Europa, el norte de África, el oeste de Asia, Alaska y el Ártico, que inició en junio y se ha extendido hasta agosto.
A pesar de esa calurosa realidad, en Costa Rica el termómetro marcó números normales.
Luis Fernando Alvarado, del departamento de Climatología e Investigaciones Aplicadas del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), explicó que en el país no se rompió ningún récord y que el promedio marcado fue de 20,6 °C, algo que, según él, es normal.
“El hecho de que julio fue un récord sin la presencia de un fuerte fenómeno de El Niño, se debe casi por completo al cambio climático”, detalló.
A tiempo
Alvarado fue sincero al decir que, aunque el fenómeno no afectó a Costa Rica, representa un dato alarmante al que se le debe prestar más atención.
“La comunidad científica está muy segura de que el 2019 estará entre los cinco años más calientes de la historia. Las consecuencias globales más inmediatas serían, por ejemplo, derretimiento más rápido de los hielos (glaciares, Ártico), eventos extremos como sequías, fuertes tormentas, inundaciones e inviernos menos fríos”, agregó.
“La preocupación no solo es personal e institucional, sino que debería ser nacional, pues si bien en temperaturas no se experimentaron cambios fuertes, en lluvia sí. Por ejemplo, Guanacaste y el Valle Central presentaron en mayo condiciones extremadamente lluviosas que fueron seguidas en junio y julio por condiciones muy secas”, continuó.
Enfrentar este cambio climático requiere compromiso de todos, así lo comentó Alvarado.
Entre lo que se puede hacer para generar un cambio es aumentar la cobertura boscosa para nivelar la temperatura, tratar de disminuir las emisiones de los gases o invertir en una red de transporte público que se alimente con energías limpias como la solar o eólica.