Darle al perrito un jamoncito, una galleta o cualquier chuchería que le guste cuando hay rayería podría ser el primer paso para que le dejen de temer a las tormentas.
El especialista en conducta animal, David Peiró citó un ejemplo para explicar cómo funcionaría dicho estímulo. "Digamos que usted le tiene miedo a los rayos y al trueno, pero resulta que cada vez que que hay uno a usted le dan ¢10 millones. ¿Qué pasaría cuando cae un rayo?".
Pues la asociación que hará el perro entre el fuerte sonido y el estímulo con la comida funcionará para que vaya superando el miedo.
El tema es válido porque el país está en plena estación lluviosa y según el meteorólogo Juan Diego Naranjo los baldazos y rayería serán constantes hasta noviembre, al menos en el Valle Central y el Pacífico.
El bolado no da resultados de la noche a la mañana, hay que tener disciplina y tener en cuenta que cada perro es un caso.
Tipos de miedo
Existen tres estados o niveles de fobia en los peluditos.
El tercero es el más rudo y puede acabar en muerte, pues el perro no reacciona por el temor. A nivel humano es como una fuerte depresión.
El segundo es cuando los peluditos presentan síntomas como jadeo, sudoración, temblor de cuerpo, babas y buscan una zona segura dentro de la casa.
El primero es el más fácil de tratar y puede haber síntomas similares al nivel dos, pero menos intensos.
Otro bolado, según Peiró, que se puede utilizar, es permanecer junto a los perritos, pero sin consolarlos para que vean que no pasa nada con los rayos.
“Es estar al lado del perro, pero lo ignora. Si usted está tranquilo le muestra apoyo porque usted es el modelo a seguir del perro”, explicó.
Además, comentó que es un error acariciarlos porque se refuerza el miedo.
“Si el perro está nervioso y sale buscando un lugar seguro o va donde el amo y lo consuela, le reafirma que ese comportamiento es correcto”, añadió.
Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres, no recomienda el uso de medicamentos.
"En los perros longevos podría ocasionar problemas digestivos o renales, por lo que es fundamental conocer el estado del paciente, previo a la aplicación del tranquilizante”.
Peiró añade que los medicamentos funciona en el momento, pero no se ataca el problema de raíz.