Para la gringa Jannet Gibby Costa Rica es el país más feliz del mundo y el más divertido por sus pájaros de colores, las aguas termales, las puestas del sol, los perezosos, los monos, las vaquitas, la playita y la montaña. La cautivaron los maduros con azúcar, el pinto, los casado, la pesca y las cataratas.
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Ella fue la ganadora de un concurso realizado por una agencia de viajes llamada Costa Rican Vacations y el premio era un viaje para dos personas en Costa Rica, con todo pago.
Gibby se hizo acompañar de su hermana Donna Cook, pues su marido, quien la nominó, se quedó cuidando a la hija de ambos, Kenzi, de 21 años; quien tiene parálisis cerebral.
Gibby está convencida de que Costa Rica es el país más feliz del mundo, pues le organizaron un tour que la dejó como loca con tanta aventura, paisaje, flora y fauna que pudo apreciar.
“Definitivamente, tienen el país más feliz del mundo y más lindo del mundo. Están bendecidos por las flores de colores tan lindas que tienen, hay muchos árboles y vida salvaje y uno puede ver mucho moviéndose de una región a otra para despejarse y relajarse”, expresó Gibby.
La estadounidense visitó diferentes regiones con ambientes variados y quedó sorprendida de que en distancias tan cortas haya tanta variedad de cosas.
Ella visitó una zona llena de vegetación en San Ramón, La Fortuna de San Carlos, con su imponente volcán Arenal, las aguas termales y un tour por diferentes playas de Guanacaste.
“San Ramón me gustó mucho. Caminamos por un bosque y visitamos una capillita muy linda en una zona boscosa que mandó a hacer un expresidente (Rodrigo Carazo) para su esposa y fue relajante. Vimos animales y flores de muchos colores”, expresó Gibby, quien asegura que volverá al país con su esposo Mike y su hija.
En La Fortuna, Gibby quedó como loca con las aguas termales, el Arenal y el canyoning (bajar cataratas sujetada a arneses. “Me costó, pero me gustó mucho. Fue algo muy aventurero, lleno de adrenalina, cosas que nunca había hecho antes”.
Gibby es tripulante de aviación y conoce muchos países, pero confiesa que en plan de pasear han sido pocas las oportunidades que ha tenido.
Inolvidable
En playas del Coco tuvieron un almuerzo en la playa, pescaron e hicieron surf de remo y terminaron de convencerse de que en Ticolandia hay mucho qué hacer.
“Vimos unas puestas de sol espectaculares y, además, los ticos son muy amistosos. Les gusta compartir la información del país y ayudar, uno ve que están orgullosos de ser costarricenses. Es gente aterrizada (no arrogantes)”, dijo.
También dijo que los ticos comen demasiado arroz y frijoles y quedó boquiabierta de eso. “Sí me gustó, pero si estuviera en casa seguro no lo haría tanto, no sería todos los días ni en todas las comidas”.
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En cambio, quedó fascinada con el maduro con azúcar, una exquisitez según ella, que cada vez que podía, comía.
“Me gustaron mucho también las frutas, como la papaya y la piña que siempre está fresquita y jugosa. Muy sabrosa”.