La papeleta presidencial se convierte en ciudadana de oro

Ticos, ¿sabían que este año llego a la edad de oro? Pues sí, así es. Claro, pasa de esa forma si cuento desde que el Tribunal Supremo de Elecciones se encargó de imprimir por primera vez a mis parientes, que fue para las votaciones de 1953.

Aclaro que no es que antes de eso no hubiera papeletas. Claro que las había, pero es que mi tata, el Tribunal de Elecciones, fue creado en 1949, después de la triste guerra que golpeó al país un año antes y, como sabemos, algunas de las votaciones que hubo en tiempos anteriores no fueron muy transparentes que digamos.

Les cuento que he vivido de todo. Por ejemplo, entre 1953 y 1998 la gente me ponía encima un dedo pulgar lleno de tinta azul, después eso cambió y empezaron a usar un lapicero para dibujar una equis y desde el 2010 están usando una crayola, como la que usarán este 4 de febrero. ¡Todo va cambiando, así es también la vida de una papeleta!

Para llegar a todo el país uso 13 rutas diferentes. Voy bien tranquilita porque los camiones en los que viajo van vigilados por la Fuerza Pública; además, resulta que con las tecnologías de hoy día hasta me ponen aparatados para ubicarme por medio de satélites en cualquier momento; incluso tengo familia que viaja al extranjero para que ticos que no viven en Costa Rica puedan votar. Ellas se fueron en avión a los 52 consulados donde se votará. ¡Qué dichosotas!

De hecho, las de Australia ya están trabajando desde este sábado en la tarde porque allá nos llevan catorce horas de ventaja y las demás se les irán uniendo poco a poco.

Para estas elecciones somos en total 3.322.329 papeletas oficiales. También tengo unas primas que sirven de muestra, en total se imprimieron 170 mil y por si sucede alguna emergencia mi papá, el TSE, imprimió 400 que están bien cuidaditas.

Aprovecho para mandarle un saludito a toda esa familia mía que se me fue para el extranjero, en total son 31.864 papeletas que se usarán para que nuestros compatriotas voten en lugares tan lejanos como Australia –donde había inscritos 123 ciudadanos ticos– o Turquía, donde votarán solo dos.

Mar adentro

Hay unas condenillas que realmente son especiales para mí, vieran cómo las quiero, son las que andan en la isla del Coco. Son 25, iban junticas, y es que son unas chirotas, iban todas contentas por ir a hacer democracia en una isla tan querida por todos los ticos aunque tan pocos la conocen.

Y, claro, como en toda familia siempre hay dolores que se llevan muy profundos en el corazón, les cuento que yo tengo dos. El primero son las papeletas fallecidas. Vean, en las elecciones pasadas los ticos no usaron a 1.958.204 de nosotras porque se abstuvieron de votar. El Tribunal de Elecciones las recicló y eso me dejó un dolor en el pecho.

Un dolor igual fue el que me causó el sustote que me llevé en el 2014, cuando al día siguiente de las elecciones, las papeletas que se usaron para las votaciones en Simiriñak de Turrialba sufrieron un accidente. Ellas venían bien guardadas en las tulas dentro de un helicóptero de Seguridad Pública que se vino al suelo cuando apenas tomaba altura... Cuando me dieron la noticia casi me muero, por dicha al ratico me confirmaron que no les pasó nada a ellas ni a las personas que las cuidaban. Ahora estoy muy contenta porque Seguridad Pública me confirmó que usó dos helicópteros nuevecitos para evitar pegarme otro susto igual.

Por favor, ticos, no me dejen de usar este domingo. Es importante para la democracia ir a votar. Yo a mis 65 años me siento tan llena de vida e ilusionada como mis abuelitas que siguen vivas y pochotonas: las 633 papeletas que usarán costarricenses mayores de 100 años, sobre todo mi gran amigo del alma José Uriel de los Ángeles Delgado Corrales, mejor conocido como Chepito, quien a sus 117 años me hará el honor de aprovechar su derecho al voto.

Chepito es un roble, nació en Escazú a las 10 de la noche del 10 de marzo del 1900 y fue bautizado por el cura Yanuario Quesada en la parroquia de San Miguel. Ya casi cumpliendo los 118. Qué bárbaro más carga.