A pesar de que tendrá que pasar la Semana Santa internado en el hospital, don Carlos Hidalgo está feliz y positivo porque sigue vivo.
Este campeón, ha estado entre los hospitales Tony Facio de Limón y Calderón Guardia desde el 3 de abril, pero eso no le quita la paz.
“A pesar de que me han operado dos veces en menos de un mes y me realizaron un cateterismo, estoy muy contento porque mi recuperación ha sido buena. Realmente estuve mal, por eso agradezco mucho a los doctores que me trataron, me siento mejor, todavía debo tener muchos cuidados, pero ya pasó lo peor”, comentó don Carlos desde el cuarto piso del hospital Calderón Guardia, donde conversamos con él a las 11:40 a. m. de este Martes Santo.
En ese mismo centro médico conversamos con uno de los dos capellanes, con el coordinador de enfermería y con don Carlos para ver cómo se vive una Semana Santa entre camillas y medicinas. Uno recibiendo cuidados, otro cuidando el cuerpo, dejándole al sacerdote la atención del alma.
Don Carlos fue internado por piedras en la vesícula y fue operado horas después de haber ingresado, pero tuvo que volver a ser operado días después por complicaciones.
Esa segunda operación le provocó una crisis en sus pulmones y por eso le realizaron varios exámenes en los cuales le detectaron un problema cardíaco.
“Lo del corazón me llevó a que me realizaran un cateterismo el pasado lunes quince de abril, pero ya en el Hospital Calderón Guardia, a donde me trasladaron en ambulancia, me voy sintiendo mejor día con día gracias a los doctores… pero por momentos la vi complicada”, asegura este pulseador limonense, quien está casado con doña Jessenia Camacho, con quien tiene cuatro hijos, Eduardo, Rolando, Jonathan y Margarita.
Será la primera Semana Santa en sus 54 años que pasará internado.
“Esta enfermedad me ha hecho entender las cosas importantes de la vida, además, a valorar a la gente que siempre está a mi lado, por eso me siento muy alegre de estar vivo. Claro que uno jamás quiere estar en un hospital, sin embargo, prefiero eso y que me arreglen bien, a irme a la casa sin estar del todo curado”, explicó don Carlos.
El sacerdote Óscar Vargas, uno de los dos capellanes del Calderón Guardia (el otro es el padre Juan Francisco Catalán), pasará su tercera Semana Santa en un hospital, algo que lo motiva a aumentar esa sensación de paz en los pacientes, sus familias y los empleados del hospi.
“La Semana Santa nos invita siempre a unirnos a la pasión del señor, a ese sufrimiento amoroso. Es un tiempo de reconciliación con Dios y esa es nuestra misión, por eso aumentamos los tiempos de confesión y de reflexión. Un hospital es un pequeño mundo donde se mezcla la alegría de la vida con el dolor de la muerte”, comentó el sacerdote.
Félix López, coordinador de enfermería, pasará su décima Semana Santa atendiendo pacientes, esa experiencia le permite advertirle a la gente que los días santos no significan olvidarse de los tratamientos porque siempre pasa, asegura que aumentan los casos de personas diabéticas o hipertensas que deben ser internadas con crisis porque dejaron el tratamiento tirado.
“Son días en los cuales se siente el respeto por lo religioso, días de mucho silencio, pero también de mucho ingreso de pacientes crónicos que no respetan sus tratamientos”, aseguró.