Iban a ser como las 8 de la mañana. Todavía no se había bebido ni una jarra de café y ya tenía hambre, después de haber chapeado tamaño poco de metros de la finca en que trabaja.
Paró de trabajar para irse por el cafecito, pero se devolvió por encima de lo chapeado, grave error, de un pronto a otro sintió algo como que le tocó la pantorrilla derecha. Fue en abril pasado.
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“Fue un instante y cuando volví la mirada ahí estaba la terciopelo, de una vez le dije: ‘Me mordiste, cabrona’, y la dejé irse. A partir de ahí, como lo aprendí, luché por no desesperarme.
“Llegué a la casa y le pedí a mi esposa (doña María Leonor) el jarro de café que tanto quería, eso sí, sin azúcar. Me cambié de ropa y me fui directo al hospital de Guápiles”, nos contó don Danilo Quintanilla, vecino de La Guaria de Bella Vista de Guápiles.
Duró unos 30 minutos en llegar al hospital. Casi llegando ya comenzó a ver todo nublado y oscuro por segundos, pero mantuvo la calma y con voz muy tranquila dijo en Emergencias: “Es que vengo porque me acaba de picar una terciopelo”.
Por supuesto que la muchacha que lo atendió lo primero que dijo fue: “Tenemos un código rojo” y comenzó a correr el personal del hospital guapileño.
“Digamos que todo iba más o menos, pero cuando me comenzaron a poner el antídoto empecé a sentir el verdadero dolor de la vida, tanto así que perdí el conocimiento. Me hinché demasiado, la gente no me reconocía y pasé un mes internado”, recuerda este guapileño de 46 años.
A pesar de que lo picó una de las serpientes más venenosas del país, don Danilo pudo mantener la calma y solo en una ocasión sintió realmente la muerte.
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“Cuando yo escuché que el doctor le dijo a una enfermera: ‘Si este señor amanece, se salva’, ahí sí sentí la muerte, me pregunté: ‘¿Será que ya me toca irme?’. Y pensé en mi esposa y mi hija (María Celeste, de 4 años)”, aceptó.
Por dicha el antídoto que le aplicaron hizo su trabajo y a pesar de que pasó bien malito, se salvó. Su pierna derecha sí perdió unos 9 centímetros de músculo, pero no quedó renqueando, de hecho, cuando hablamos con él fue al mediodía porque venía de trabajar en la finquita toda la mañana.
“Me fui al Hospital de Guápiles porque sabía perfectamente que ahí tienen el antídoto, sabía muy bien que ahí me salvaban, eso es una bendición porque una mordedura de terciopelo no es jugando”, asegura.
600 mordeduras al año
En Costa Rica, las mordeduras de serpiente no son cosa rara. De hecho, se reportan desde el 2022 cerca de 600 casos al año y muchas víctimas quedan con lesiones graves. La mayoría de los ataques los provoca la serpiente terciopelo, la más peligrosa del país.
La terciopelo se ha adaptado a vivir cerca de las personas y está regularmente en zonas como el Caribe, la zona norte, el Pacífico Central y Sur.
Es común que muerda a personas en los patios de sus casas o mientras caminan entre cafetales, cañales o potreros.
La doctora Alexandra Rucavado, del Instituto Clodomiro Picado (ICP-UCR), explica que el veneno de esta serpiente es hemotóxico y hemorrágico, por lo que destruye glóbulos rojos y provoca sangrados internos.
Este 16 de julio, cuando se celebra el Día Mundial de la Serpiente, el Instituto recuerda que la educación es clave.
Por eso, si alguien sufre una mordedura, lo primero es llevarlo de inmediato al hospital, donde se le aplicará suero antiofídico. Nada de succionar la herida, poner torniquetes ni compresas frías, pues eso solo empeora el daño.
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“Costa Rica, por tener una alta biodiversidad, también tiene una gran variedad de reptiles y de serpientes. En el país hay alrededor de 143 especies distintas, de las cuales solo cerca de 23 son venenosas.
“Aunque el número de serpientes venenosas es menor a las que no lo son, hay zonas rojas del país en cuanto a incidencia por mordeduras”, aclara la especialista.
“En Costa Rica solo tenemos dos grandes grupos de serpientes: la viperidae (terciopelo) y a la elapidae, que son las corales. Para un médico formado le es sencillo decidir cuál suero antiofídico poner, porque tenemos uno que cubre todos los venenos de la familia viperidae y otro que cubre todos los venenos de las corales de tres colores.
“El médico solo observa y si ve que la persona presenta dolor, edema en la extremidad mordida y las pruebas de coagulación están alteradas, ya sabe que tiene que aplicar el suero antiofídico polivalente porque el paciente fue mordido por una terciopelo.
“En cambio, si no hay edema, dolor o marca de colmillo, el médico podría decidir aplicar el suero antiofídico anticoral”, agrega la doctora Rucavado.
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El ICP, que este año celebra 55 años de existencia, produce entre 120 mil y 130 mil sueros anualmente. Estos tratamientos no solo salvan vidas en Costa Rica, también se exportan a países de África, Asia y América Latina.