Martha Badilla recuerda perfectamente lo cansada que se sentía cuando se sometió por tercera vez a un tratamiento de inseminación artificial, lo mas rudo es que le había advertido a su médico que si esta vez no lograba embarazarse aceptaría la voluntad de Dios y no lo intentaría más.
Ese día el doctor le dijo que no se preocupara y se apoyó en la frase: "La tercera es la vencida" para animarla. Un mes después le confirmaron que estaba embarazada. Martha dejó atrás tres años de estudios, tratamientos y exámenes.
Pero lo mejor estaba por venir, ya que el día que realizaron el ultrasonido, el doctor trató de romper la tensión haciendo chistes y le dijo: "Vamos a ver cuántas bolsitas salen", pero la broma se convirtió en realidad, ya que el médico contó cuatro en total. Martha se asustó tanto que le dijo: ¡Pare, no cuente más!". Ese día la feliz madre no fue la única que salió con la peluca parada, ya que la acompañaron sus papás y su marido.
Badilla, de 24 años en ese momento, tenía muy claro que debido al tratamiento podría pegar unos gemelos, pero estaba embarazada de cuatrillizos. Ella recuerda que su esposo quedó pálido y que casi se desmaya de susto cuando el doctor les confirmó que la cigüeña les traería cuatro retoños.
La noticia corrió como una bomba por Miramar de Puntarenas, porque algo así jamás se había visto en ese lugar. Desde ese día, los cuatrillizos son la sensación del barrio y sobre todo de la escuela José María Zeledón, donde los pequeños cursan el cuarto grado.
El parto no fue jugando, ya que los pequeños llegaron al mundo cuando su mamá tenía seis meses y medio de embarazo. A su mamá tuvieron que hacerle una cesárea y Kianny fue la primera en salir a las 2:33 p. m., luego le siguió Yariel (2:34 p.m.); Tahilyn (2:35) y Jared (2:36), todos nacieron con un minuto de diferencia en el Hospital México.
Los pequeños llegaron al mundo el 30 de agosto del 2007, así que hoy cumplen 10 añitos, y a partir de ese día las labores maternas se pusieron bien rudas, ya que tocaba cambiar pañales, alimentar y cuidar a cuatro güilas al mismo tiempo, una labor heroica.
Lo más curioso es que los niños tienen muchas diferencias físicas y de personalidad que le meten todavía más sazón a esta familia.
"Cuando salimos nadie me cree que son hermanos y menos que nacieron en un mismo embarazo" cuenta la mamá.
Kianny es la mayor, así que siempre se preocupa por ayudar a sus hermanillos, mientras que Yariel es el mayor de los niños y es superaplicado en la escuela. Tahilyn, por su parte sigue jugando con muñecas y Jared es el más tremendo de los cuatro.
Todos viven con su mamá y padrastro, Alonso Rodríguez, mientras que los fines de semana la pasan puras tejas con su papá Didier Jiménez.
Los cuatro chiquitos celebrarán su cumpleaños con un quequito en la escuela y junto a sus compañeros explicó la mamá, quien está agradecida con Dios porque sus hijos son niños sanos y felices.