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Los enemigos del Teatro Nacional dicen que es elitista y ni siquiera saben el precio de las entradas

Pregunta para los diputados que se opusieron al préstamo para proteger la obra inaugurada en 1897. Saben quién dijo y qué significa “¿Para qué tractores sin violines?”

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Los motivos dados para negar al Teatro Nacional la plata para urgentes arreglos y mejoras en los sistemas de seguridad, sobre todo para prevenir un incendio que sería catastrófico para nuestra principal joya arquitectónica, van desde la garantía de que no se quemará gracias al poder de la lengua del diputado Eduardo Cruickshank, de Restauración Nacional, hasta los cuentos de que solo los ricos pueden entrar.

Como ya el pastor Cruickshank declaró inexistente el peligro de incendio, el Teatro está salvado y todo gasto es innecesario. Además el Teatro es elitista pregonan algunos cultos e instruidos legisladores, quienes ni conocen los precios de las entradas.

Los martes al mediodía cualquiera puede disfrutar de una obra por ¢3.390 y, si es estudiante, la entrada vale ¢1.695. Escuchar a la Orquesta Sinfónica Nacional cuesta ¢6.780 en las galerías laterales y ¢7.910, en la central, filas 2 a 5. La primera fila de la galería central vale ¢9.040.

Este sábado para ver el partido San Carlos contra Saprissa, en el inicio del Apertura, sombra cuesta ¢10 mil y sol ¢ 8 mil.

Mañana también está el concierto de Daddy Yankee en la Cueva. La entrada más barata, en sol sur cuesta ¢22.900. A partir de ahí, los precios brincan a ¢35.600 sombra y suben hasta ¢99.610.

Podemos ver que el precio de las entradas al Teatro Nacional no es elitista.

Solo una pregunta doble para los señores diputados que se opusieron al préstamo para proteger la obra inaugurada en 1897. Saben ustedes quién dijo y qué significa “¿Para qué tractores sin violines?”

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