Nacional

Los rectores se comen la piña y al resto de ticos nos duele la panza

Universidades quieren seguir la fiesta de millones a pesar de la crisis económica

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Respetamos la autononía de nuestras unversidades públicas, pero de allí a que las personas que dirigen estas casas de enseñanza superior se sientan que son los líderes de países independientes, que pueden hacer los que les venga en gana, hay un mundo de diferencia, en especial ante la seria crisis ecónomica que nos golpea a todos por igual.

Respetamos la autononía de nuestras unversidades públicas, pero de allí a que las personas que dirigen estas casas de enseñanza superior se sientan que son los líderes de países independientes, que pueden hacer los que les venga en gana, hay un mundo de diferencia, en especial ante la seria crisis ecónomica que nos golpea a todos por igual.

Los rectores de las cinco universidades públicas tienen el descaro de pedirle al presidente Carlos Alvarado que los libere del plan fiscal. Es decir, que no tengan que aplicar límites a salarios, anualidades, cesantía y tampoco evaluar el desempeño.

Estos señores hacen la petición cuando la mayor cantidad de plata que reciben las universidades se les va en los buenos salarios que tienen los funcionarios, desde el más humilde hasta el más encopetado.

Por ejemplo, de los ¢258.000 millones del Fondo Especial para la Educación Superior Pública (FEES) que el año pasado recibió la UCR, ¢117.767 millones, casi el 50%, se fueron en salarios.

E insisten en la lucha por mantener sus feudos a pesar de que tres de las cinco universidades estatales se quedarán sin fondos suficientes para cubrir sus gastos antes del 2025, dado que sus gastos crecen más rápido que sus ingresos.

Así lo advirtió la contralora general de la República, Marta Acosta, en la comisión que investiga el uso que se le da al Fondo Especial para la Educación Superior (FEES).

Ojalá que el presidente Carlos Alvarado sea consecuente con el apretón de faja que nos ha pedido a todos y se mantenga firme con las universidades, no como su desastroso antecesor Luis Guillermo Solís, quien aumentó en un 7,38%, más de ¢30.000 millones, el aporte estatal para el 2016 cuando no había plata. Don Carlos o hay pa’ todos o hay patadas...

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