Quienes habitan en el Triángulo de la Solidaridad, en San José, quedaron como los alemanes cuando producto de la Guerra Fría fueron separados con la construcción del muro de Berlín (1961-1989).

A las 214 familias que viven en el precario, ubicado a la orilla de la ruta 32 (San José - Limón) se les colocó una malla que las separa de los trabajos que se realizan para construir el tramo norte de la carretera de Cirncunvalación.

La Unidad Ejecutora del Conavi informó que hace un mes se inició la colocación de la malla como una medida de seguridad para quienes viven en esa zona. La malla mide aproximadamente 800 metros.

Además se le pondrá sarán (cobertor) como una barrera contra el polvo y se quedará allí, la malla, hasta que finalicen las obras.

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Vecinos alegan problemas

Ana Martínez, líder comunal del Triángulo, dijo que al inicio, a algunos vecinos no les hizo gracia la malla porque deben caminar más para ir a sus trabajos y centros de estudio. A los dirigentes locales se les reunió en diciembre para darles a conocer el detalle de las obras.

“Acá viven muchos niños y adultos mayores y con esto de la malla deben caminar más y es un poco más peligroso, pero entendemos que este terreno no es nuestro y debemos respetar lo que nos indiquen”, afirmó Martínez.

Agregó que desde que comenzaron los trabajos también enfrentan problemas de acceso al agua porque hicieron cambios con las tuberías. “Otro inconveniente es que a algunos vecinos les cuesta sacar la basura y a veces se les acumula”, manifestó.

La dirigente comunal indicó que poco a poco se va desalojando a familias para reubicarlas en nuevas viviendas fuera del Área Metropolitana.

A algunos habitantes se les dio una casa alquilada con opción de compra y en este momento las autoridades valoran opciones, como que el IMAS pague el alquiler de sus casas y dice Martínez que hay buena voluntad de parte de las autoridades para darles una solución a su problema de vivienda.

“Nos han dicho que para enero del otro año ya no puede haber nadie viviendo aquí”, añadió.

Ovidio Sáenz es oficial de seguridad. Dice que por los trabajos para la carretera su casa pasa llena de polvo y deben limpiarla cada media hora. Además, los alimentos y el agua deben tenerlos muy bien almacenados porque si no se les contamina.

“Vivo acá desde hace catorce años y tuve que reconstruir mi casa en otro sector del precario. Algunos cuentan con un espacio muy estrecho y por eso, tuvieron que hacer sus casas de dos pisos. Afortunadamente, la mía quedó en una planta y estoy esperando una solución de vivienda, para vivir con mi familia en mejores condiciones”, aseguró.

Otra vecina es doña Vilma Flores, quien habita en el Triángulo desde el 2004 con su esposo y un hijo.

Ella fue operada de cáncer de la tiroides hace 6 años. Aún no recibe el alta y como ella, muchos de sus vecinos padecen enfermedades, algunas crónicas y aun así no pierden las ganas de salir adelante.

“Muchos creen que aquí vivimos ratas, personas que queremos dañar a los demás y no es así. Muchos la pulseamos para surgir y pese a nuestras enfermedades, no le hacemos daño a nadie. En mi caso, me lograron reubicar a un proyecto de vivienda en San Carlos y estamos pendientes del avance del trabajo para tener mi casita”, manifestó.

No han cumplido

Hilda Lobo es la dueña de uno de los terrenos ocupados en el Triángulo. Dijo que desde hace dos años se giró una orden de desalojo, pero no se ha llevado a cabo.

“La semana pasada presentamos una denuncia al Ministerio Público por el delito de usurpación. Desde hace cinco años invadieron nuestro terreno y las autoridades no nos da respuesta”, afirmó.

Lobo expresó que Casa Presidencial la invitó a una reunión el 8 de marzo anterior, pero en la misma no le presentaron una propuesta para dejarle libre su terreno.

“Me explicaron que allí viven personas vulnerables y que están buscando una alternativa para esos pobladores. Pero el problema es que nosotros hasta hemos pagado impuestos por ese terreno y no podemos hacer uso del mismo siendo de mi familia”, señaló.