Mamá que consiguió trabajo teme quedar fuera de red de cuido

Estado de la Nación advierte que ayuda abarca únicamente el 8% de la población

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Una muchacha, a la que llamaremos Adela, es una de las mamás cuyo hijo se beneficia de la red de cuido. Hace un año le cuidan a su chiquito de cuatro añitos en una guardería subsidiada, que se ubica en los barrios del sur de San José.

Esta joven de 22 años recibió la ayuda cuando estaba estudiando en la universidad, pero ahora teme que le quiten ese beneficio porque consiguió trabajo en un centro de llamadas.

Adela asegura que la mayoría de mamás cuyos hijos están en la guardería hacen trabajos como limpieza o arreglo de uñas y por eso sostiene que a ella pronto la dejarán sin la ayuda, ya que ha escuchado que se tiene que ganar muy poquito para calificar.

Esta situación le complicará muchísimo que pueda seguir estudiando y sostiene que seguro deberá “congelar” el semestre, porque no puede quedarse sin trabajo en momentos en que cuesta tanto conseguir uno.

Adela es el fiel reflejo de lo que está sucediendo con la red de cuido a nivel nacional.

El informe Estado de la Nación 2019 revela que la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil (Redcudi) tiene dos desafíos importantes: llegar a más beneficiarios y asegurar los recursos financieros necesarios para continuar dando servicios.

Y es que la red está abarcando únicamente el 8% de la población menor de 7 años a la que debería llegar (es un 15% si hablamos de la población más pobre).

El informe asegura que estos servicios no pueden llegar a todos los niños que lo requieren por una serie de trabas legales y de instituciones para darle financiamiento, pues la ley impide darle subsidios a personas fuera de la condición de pobreza.

Según la ley que cubre la red, la población meta abarca todos los niños de 0 a 6 años (con posibilidad de extenderse hasta los 12 años si hay presupuesto), poniéndole especial atención a los chicos entre 6 meses y 4 años con condiciones de pobreza o en situaciones de riesgo.

De acuerdo con el informe, la cantidad de beneficiarios de la red es de 63.300 personas (el IMAS abarca 59 de cada 100, los Cencinai al 35 de cada 100 y el Pani a 6 de cada 100), pero la cantidad de chiquitos que son potenciales beneficiarios y no están cubiertos es de 278.264 (de ellos 54 de cada 100 es pobre y 12 de cada 100 es vulnerable) y la mayoría de los que se quedan por fuera viven en las zonas rurales.

Cuesta entrar

Adela contó que ingresar a la red de cuido fue un camino rudo, pero el servicio vale la pena.

“Cuando se va al IMAS la fila es increíble para que lo atiendan, una espera de casi cinco horas para llegar a una trabajadora social. En mi caso, una vez que llegué, fue amable y me dio una resolución inmediata.

“El proceso de renovación de papeles cada año es muy tedioso, este año llamaron a todas las mamás de la guardería y madrugamos para hacer fila. Llegué a las seis de la mañana para que a las once dijeran que no tenían sistema, eso pasó dos veces, entonces tuvimos que ir tres días diferentes para lograr renovar los papeles.

“Pero hay muchas cosas positivas, en la guardería se nota que tienen vocación por lo que hacen, son amorosas, les importa la gente que contratan, tienen paciencia y dan buena comida. También atienden de noche, eso es muy útil”, comentó Adela.