El meteorito que cayó en Aguas Zarcas de San Carlos, el martes 23 de abril del 2019, tendría la información suficiente para entender cómo se formó el sistema solar y la vida en el planeta Tierra, según publicó, el pasado 13 de agosto, la revista científica llamada Ciencia, que es la publicación oficial de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
Los meteoritos son pan de cada día, pues se habla de que caen unos 25 cada 24 horas y la ciencia mundial encontró y clasificó unos 60.000 en el último siglo.
Sin embargo, la caída de meteoritos con testigos, a esos que nombran igual a la zona en la que caen, no son tan usuales, ya que solo hay documentados unos 1.196.
El de Aguas Zarcas, aparte de ser de los poco usuales, es bastante especial porque no es solo un trozo de piedra con metal, como la mayoría de los hallados, sino que se habla de que todos los fragmentos de esta piedra (que antes de entrar a nuestra atmósfera pudo tener el tamaño de una lavadora) es conocida por los científicos como rocas prácticamente vivas.
Verdadera rareza
El meteorito Aguas Zarcas es conocido como una condrita carbonosa, un trozo virgen del sistema solar primitivo, o sea, antes de que se formara como se le conoce actualmente.
“Las condritas carbonosas son ricas en carbono y no solo el aburrido carbón inorgánico, sino también moléculas orgánicas tan complejas como los aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas.
“Estos meteoritos permiten entender cómo las reacciones químicas en el espacio dieron lugar a los primeros signos de la vida tal y como la conocemos hoy día en nuestro planeta; algunos científicos incluso creen que rocas como Aguas Zarcas dieron un gran empujón a la vida cuando se estrellaron contra un planeta Tierra desértico hace 4.500 millones de años”, explica la revista Ciencia.
Las primeras fotos de Aguas Zarcas se parecían mucho a las de la que fue, hasta el 2019, la condrita carbonácea más importante de la historia humana, la cual explotó en 1969 sobre Murchison, un pueblo ganadero de Australia.
“Hasta la fecha, los científicos han reconocido casi 100 aminoácidos diferentes en él (Murchison), muchos utilizados por organismos en la Tierra y muchos otros raros o inexistentes en la vida conocida. Se han deducido cientos de aminoácidos más, pero aún no se han identificado”, aclara la publicación.
Entre Marte y Júpiter
Un equipo de científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) explicó que la mayoría de los meteoritos condríticos provienen del cinturón de asteroides que está entre Marte y Júpiter.
“Los impactos entre asteroides los pueden fragmentar y enviarlos fuera de la trayectoria de dicho cinturón. Por esto, al pasar cerca de otros planetas son atraídos por la fuerza gravitacional y finalmente chocan en la superficie.
“Los condritos carbonáceos solo constituyen cerca del cuatro por ciento del total de los meteoritos recuperados en la Tierra (se conocen solo 504 más). Estos meteoritos preservan el único registro de la composición geoquímica, isotópica y mineralógica de los primeros millones de años de historia del sistema solar”, dicen el equipo de científicos de la UCR.
Fresquito
La ventaja de Aguas Zarcas es que Murchison adelantó el camino de la investigación de este tipo de objetos, sobre todo en el tema de la información genética.
“No estamos detectando la vida en sí, pero todos los componentes están ahí’, dice Daniel Glavin, astrobiólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, quien confirma que no tendría trabajo sin Murchison.
Mientras que la publicación científica asegura que los 30 kilogramos de sobras fundamentales de Aguas Zarcas encierran una promesa similar a la que trajo el meteorito australiano.
“Estas nuevas piezas son 50 años más frescas que Murchison, lo que permite a los científicos aplicar técnicas modernas para preservar y sondear lo que equivale a frágiles trozos de arcilla muy pero muy vieja”, aclara la revista.
¿Vida extraterrestre?
Aguas Zarcas también podría servir para ver si hay vida en otros planetas, una deuda pendiente desde que se analiza a Murchison.
Los científicos que analizaron ese meteorito fueron muy criticados porque aseguraron que en el interior de Murchison habría moléculas nuevas nativas y no contaminadas por los microbios de la Tierra, o sea, vida extraterrestre y aunque Aguas Zarcas podría prestarse para continuar con ese estudio, aún faltan muchos estudios más.
“Si tuviera que comenzar una nueva colección de meteoritos en un museo y solo pudiera seleccionar dos, elegiría Murchison y Aguas Zarcas”, dice Philipp Heck, curador de la colección de meteoritos en el Field Museum de Chicago.
Mientras que la revista Ciencia dice que si tuviera que elegir solo uno, elegiría Aguas Zarcas.