Nacional

Motelazo a cielo abierto

Apasionados recuerdos en Puriscal

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El costo de la vida se ha puesto tan duro  que las parejas han tenido que volverse más creativas hasta para repartir amor.

Y al menos los puriscaleños   ya encontraron una buena salida para el amor desesperado y se montaron un motelazo, a cielo abierto, en barrio Mercedes de La Legua de Puriscal donde más de uno llega a ver  estrellas y queda viendo estrellitas. Esta calle se encuentra a unos cuatro kilómetros del centro de Puris.

Los enamorados que llegan a esta calle del amor además conviven, cuerpo a cuerpo, con la naturaleza, en un sitio que es usado en Semana Santa con fines religiosos.

Como prueba de esas cariñosas noches, quedan regados por la finca, que sirve de Edén, los apasionados recuerdos que indignan a los vecinos.

A algún  curioso puriscaleño le dio por guindar en una cerca las prendas que dejan botadas los apasionados.  No sabemos si lo hizo como forma de protesta o  para orientar a los urgidos visitantes.

Para los  que quieren reavivar   la llama del amor existen cabinas en varios lugares de Puris, cuyos precios oscilan entre los ocho  y los quince rojitos.

Sin embargo, la ubicación del nuevo lugar se ha corrido como la pólvora, porque cada vez son más las parejas que se dan un vueltín por  la solitaria calle, lo que  no deja de ser peligroso.

La repartidera de amor se da, sobre todo,  los fines de semana, de viernes a domingo. Esos son los días que más se escuchan carros y motos subiendo a la misma zona en que todos los Viernes Santo   suben en procesión cientos de fieles para orar por la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor.  

Pero pareciera que el sagrado lugar ahora se esta convirtiendo más en una  Sodoma y Gomorra moderna.

"Durante las noches es que es más frecuente escuchar los carros y motos donde suben, y aún a medianoche, o las dos de la mañana, se ven las luces de los celulares encendidos. Hasta es común que suban a fumar marihuana", dijo indignado don Dago Vega, un vecino.

Las parejas no solo dejan ropa interior botada, sino también los condones que los más responsables usaron para prevenir cualquier enfermedad o evitar agrandar la familia.

"Nos hemos encontrado hasta cuatro calzones y una enagua. Una vez una mujer dejó toda la ropa. También es común hallar botellas  o latas de cerveza. A mí lo que no me gusta es que dejen los preservativos ahí tirados, no es nada del otro mundo, pero no deberían dejarlos ahí, yo recuerdo en mis tiempos, uno lo usaba, lo envolvía en papel periódico y me lo llevaba a botarlo a otro lado", agregó el molesto vecino. 

Don Dago calificó de lamentable que esto siga ocurriendo en estos tiempos de inseguridad, y que las parejas no se preocupen por pagar por un lugar más seguro.

Además, al día siguiente, cuando la gente sale a trabajar o simplemente a caminar para apreciar el bello paisaje, se encuentran con todas las cosas botadas  que aparte de afear la vista, son un peligro de contaminación.

"Ese es un mal ejemplo para los niños que en su inocencia agarran esas cochinadas que dejan tiradas", insistió don Dago.

El alcalde de Puriscal, Luis Madrigal, le dijo a La Teja que la muni no tiene como controlar este tipo de situaciones, lo único que puede  hacer es coordinar con la Fuerza Pública para que se den una vuelta y  corra a los enamorados.  

"No tenía idea de que se estaba presentando esta situación en algunos lugares del cantón, lo que puedo decir es que cuando contemos con nuestra Policía Municipal, podrán llamarnos a hacer la denuncia", explicó el alcalde.

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