Los moteles, además de servir como un lugar de placer también son una mano amiga para el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), ya que parte de las ganancias de esta industria van destinadas a ayudar a personas en condición de pobreza, o al menos así debería de ser.
Solo el año anterior, los moteleros le dejaron al IMAS 948 millones de colones; sin embargo, desde el 2012 a la actualidad, 272 negocios de este tipo le deben casi 3 mil millones de colones.
De acuerdo con María Fullmen Salazar, presidenta ejecutiva del IMAS, a estas paradas del placer por mes les cobran un monto por habitación dependiendo de la categoría donde se ubiquen, que son tres, A, B y C.
Por ejemplo, el dueño de un motel clase A tendrá que pagar al término de 30 días por cada cuarto ¢56 mil, es decir, si tiene 50 habitaciones cancelará ¢2.800.000.
El propietario de uno clase B, deberá abonar ¢43 mil por cada espacio, si este también tiene 50 cuartos, al final desembolsará ¢2.150.000 mensuales, mientras que uno clase C cancelará ¢21 mil por cada aposento, si fueran 50 el importe total será de ¢1.050.000.
Fullmen detalló que en el año 2015 habían 163 establecimientos de este tipo en todo el país, pero en la actualidad el número ascendió a 366, lo que representa un aumento de 203 nuevos negocios en tan solo 3 años.
“Este dinero sirve para la atención de las personas en condición de pobreza que atiende el IMAS, la población meta son las personas y familias de escasos recursos que en ocasiones solo viven de la ayuda que les damos, es decir, entre más se recaude más beneficiarios podríamos tener para la gente”, comentó Fullmen.
Los más grandes son los que más deben
En el año 2017, el IMAS ayudó a 341 mil personas en pobreza, pero pudieron ayudar a más si hubiesen tenido todo el dinero que los moteleros adeudan.
“Es difícil saber cuántas personas se hubieran beneficiado con este dinero porque las ayudas varían en el monto, pero estamos seguros que el número sería mayor al que se tuvo el año pasado.
“Lo que llama la atención es que los moteles más grandes y que probablemente son los que la gente más utiliza, son los que más les deben y eso complica la labor que nosotros queremos hacer, la mayoría de los que deben ya están en cobro judicial”, añadió.
Entre más se usen, más ayudan
Aunque Fullmen evitó decirlo, lo cierto del caso es que entre más se utilice el servicio de los moteles y sus dueños paguen lo que les corresponde, más ciudadanos se beneficiarían.
“A mí no me corresponde decir eso, lo que podemos decir es que los dueños deben pagar el monto para lograr ayudar a más personas que lo necesitan. Nosotros no vamos decir si usar este servicio es moral o no, lo cierto es que hay una ley que se debe cumplir”, añadió.
“El dinero que damos es para diferentes fines, por ejemplo, para que niños vayan a escuelas, para el pago de alquileres de viviendas o para otros gastos que son muy importantes para familias que lo necesitan”, continuó.
Monto excesivo
Fernando Cordero, propietario del motel La Cascada, ubicado en San Francisco de Dos Ríos, comentó a La Teja que pese a las buenas intenciones del IMAS por ayudar a más gente, los moteleros están saliendo afectados.
“A la mayoría de los moteles los metieron en la clase A, hay a algunos que nos cuesta más que a otros pagar esa tarifa, por eso es que hay atrasos o se debe mucho dinero. Yo pienso que el monto sigue siendo caro porque no todos los meses son buenos”, señaló.
Cordero reconoció que él es uno de los 272 deudores del IMAS.
Habitaciones varían de precio
El empresario comentó que el precio de las habitaciones de los moteles más visitados van desde los ¢8 mil hasta los ¢50 mil.
“Al menos acá ofrecemos tarifas accesibles, por ejemplo, tenemos habitaciones de ¢8 mil, ¢10 mil y ¢12, lo que varía básicamente es el tiempo, si las comparamos con una que cueste ¢50 mil a nosotros nos va a costar más recaudar el dinero que se le debe pagar al IMAS”, añadió.
Fullmen hizo un llamado a los encargados de estos espacios para que se acerquen a pagar los montos que deben, ya que con esto se podrían dar más ayudas y también evitar broncas legales.