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Mujer que perdió al esposo en accidente en EE.UU: “La muerte te enseña que la vida es ahora”

Alfredo Levy murió en un accidente de tránsito en Orlando, Florida

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La vida de Cynthia Rozencwaig y sus tres hijos cambió en cuestión de segundos el 11 de julio del 2006, cuando su esposo Alfredo Levy, empresario automovilístico, sufrió un accidente de carro en Orlando, Florida, Estados Unidos.

“La muerte te enseña a valorar muchas cosas como el verdadero significado de ‘mañana te llamo’; ‘en un toquecito llego’; ‘no, no, vamos el otro fin de semana’. La muerte te enseña que la vida es ahora, porque en un segundo no sabemos qué pasará. Me enseñó a no hacer planes a largo plazo, a vivir el presente y disfrutar mucho a la familia, a los hijos, a los amigos... a estar presente, porque a veces uno no está”, comentó la viuda a La Teja.

Ese día Alfredo sufrió heridas internas tan serias que pese a la lucha que dio, falleció dos días después, el 13 de julio, en el Orlando Trauma Center, hospital especializado en esas lesiones.

Aunque Cynthia recuerda muchos momentos previos con detalle, su mente bloqueó otros aspectos de esos días como mecanismo de defensa.

“Él había viajado con nuestros dos hijos mayores Goldy y Gabriel a Orlando, aprovechando que ella tenía un congreso de jazz e iba a acompañarla. Goldy viajó el 6 y mi hijo y él salieron el 8 de julio. El 9 y 10 de julio ellos disfrutaron en los parques de diversiones de esa ciudad y el 11, cuando iban saliendo del parqueo de un centro comercial a recoger a mi hija, un camión tipo mudanzas, los golpeó en el costado izquierdo”, narró doña Cynthia.

Gabriel se quebró la clavícula izquierda y se mordió fuertemente la lengua, mientras que don Alfredo recibió toda la fuerza del impacto.

Llamada desconcertante

Cynthia recordó que ese 11 de julio se encontraba en el consultorio del doctor Luis Pinto, el pediatra de sus hijos con la menor de ellos, Valerie de tan solo tres meses de nacida, cuando recibió la llamada del hospital estadounidense pasadas las 2 de la tarde.

“Andaba con mi mamá y llegando no más, me sonó el teléfono y era del hospital, me preguntaron si yo era la esposa de Alfredo y me dijo que había sufrido un accidente, que él estaba muy grave y mi hijo estaba con él.

"En ese momento sentí un frío que me cruzó desde los más profundo de mi cabeza hasta el último dedo del pie, le di el celular al doctor Pinto y solo le dije algo pasó. Mientras él hablaba nos iba explicando lo ocurrido”. indicó Cynthia.

Antes de pasarle el teléfono al doctor, ella escuchó a su esposo al fondo repitiendo que sentía mucho dolor, pero después de ahí no recuerda mucho, asegura que entró como en shock, solo sabe que se fue para la casa a rezar.

“Yo me decía que pese al accidente, no iba a pasar nada porque él era un hombre muy fuerte, que ni se resfriaba, pero cada vez el pronóstico era más difícil”, comentó.

Decisión crucial

Como Valerie tenía solo tres meses y fue una bebé prematura, Cynthia no sabía si viajar o no hasta que otro amigo médico especialista en Trauma le dijo que si no iba existía la posibilidad de que no lo volviera a ver con vida.

Ella siguió su recomendación y en la madrugada del 12 de julio, a las 4 a.m. estaba en el aeropuerto Juan Santamaría junto a su padre y su suegra, esperando el vuelo de las 7 a.m.

“Recuerdo que iba llorando todo el camino, desde que me fui hasta que llegué al hospital. El viaje fue larguísimo, perdimos la conexión a Orlando, no sé ni por qué y yo con los ojos hinchados por el llanto trataba de convencer al personal para que me ubicaran en cualquier vuelo y les explicaba que mi esposo había sufrido un accidente, pero fue imposible porque era periodo de vacaciones de medio año y todo mundo viaja para allá. Debimos alquilar un carro y hacer el recorrido por tierra (de Miami a Orlando)”, contó Cynthia.

Finalmente llegaron al hospital a las 11 de la noche de ese día, me subieron a Cuidados Intensivos y me dijeron que Alfredo era el paciente más grave que tenían en ese momento.

“La tía de Alfredo que vivía en Miami me dijo que me iba a impresionar mucho cuando lo viera, en mis adentros yo decía que no, pero ella tenía razón, me quedé sin palabras de la impresión”, recordó la mujer que para ese entonces tenía 37 años.

Cynthia tuvo la suerte de poder hablar con él en ese momento.

“Él estaba consciente, pero intubado. Me escuchó y me hacía gestos con las manos como de que sí. Le dije que Gabriel estaba bien, que necesitaba que se recuperara”, contó con la voz un poco quebrada.

Además, recibió la llamada de un rabino amigo suyo que estaba en Israel en ese momento y le dijo palabras muy lindas, rezó por él y fue un momento que los llenó de mucha fe.

Esos fueron los últimos 30 minutos que lo vio consciente. Al día siguiente, a las 6 de la mañana, la llamaron del hospital y le pidieron que se fuera de inmediato para allá porque estaba muy mal.

Despedida

El médico que se encargó de prepararla para lo peor era el jefe de Trauma del hospital y casualmente era tico, lo cual le dio consuelo.

“Me dijo que la salud de mi esposo ya no estaba en sus manos, ‘es muy poco lo que le queda de vida’. De ahí me pasaron nuevamente a Cuidados Intensivos, le leí el salmo 23 y le dije que se fuera tranquilo, que yo le prometía cuidar de nuestros hijos y hacerlos personas de bien. Que descansara en paz, pero que me prometiera que desde el cielo nos cuidaría. No terminé mucho de hablar cuando vi una lágrima bajar por su mejilla izquierda y se fue...”, recordó Rozencwaig.

Eran las 11:05 de la mañana en Costa Rica (1:05 p.m. en Orlando) del 13 de julio del 2006 cuando partió.

Llamó a su papá que estaba con Gabriel para avisarle y él fue el que le dio la noticia, el pequeño le pidió a su abuelo que si no podía hacer magia para que su papá volviera.

(Video) Cynthia Rozencwaig revive accidente de su esposo

Recuerdos

Doña Cynthia nos contó que el alma de don Alfredo sabía que se iría pronto, porque meses antes de su muerte él escribió una carta donde describía su vida desde chiquitito hasta antes de partir y se convirtió en el tesoro de sus hijos.

Para cada aniversario de su muerte, la familia lo recuerda y lo honra según la costumbre judía.

“En la religión judia su aniversario no se cuenta como el año calendario gregoriano, sino que va con la luna, entonces siempre cae otro día, pero yo igual le conmemoro ambas fechas.

"El 13 voy al cementerio y le pongo piedritas que es lo que se acostumbra en señal de recordatorio y prendemos una vela en la casa. Para el aniversario judío, los hombres, en este caso Gabriel, van a la sinagoga la noche anterior, la mañana y la noche del aniversario a rezar el Yizkor en memoria de la persona”, contó la viuda.

Aseguró que aún lo recuerda y vive en sus recuerdos, en sus anécdotas, sus chistes, su manera de ser, en sus comentarios y en lo que les enseñó.

Levy se encargaba de comercializar las marcas BMW, Porsche y Sang Young en Costa Rica, Honduras, Panamá y Nicaragua. Él murió a los 44 años.

¿Premoniciones avisaron tragedia?

El 11 de julio del 2006, horas antes del accidente de Alfredo Levy, un amigo de la familia llamó a su esposa Cynthia Rozencwaig para contarle algo extraño que le había ocurrido.

“Recuerdo que estaba bañando a Valerie y me llamó este amigo y me dijo: 'vieras qué raro, se me reventó el vidrio del parabrisas de mi carro sin que me haya pegado ninguna piedra”, Cynthia.

Le consultamos a la experta en eventos paranormales Vannesa Alvarado si esto tenía algún significado y nos indicó que efectivamente la gente empieza a despedirse, pero como los humanos rompimos nuestro vínculo con la naturaleza, muchas veces no captamos los mensajes.

“Es como un aviso de la visita del ángel de la muerte, avisándonos que va a pasar algo, lo que me extraña es que fuera con un amigo y no un miembro de la familia”, explicó Alvarado.

Agregó que es bastante común que los chiquitos indiquen haber visto a sus abuelos o seres queridos momentos antes de su muerte.

Eso fue justamente lo que le pasó a Goldy Levy, hija mayor de Alfredo, quien para ese tiempo tenía 12 años y cuando su mamá la llamó para decirle que su padre había muerto, ella le dijo que ya sabía.

“Goldy estaba con las amigas cuando la llamé y le dije, me dijo que ya sabía, que ella y sus amigas estaban rezando en un círculo tomadas de la mano y en ese momento vio a su papá feliz y vestido como siempre andaba los domingos: con gorra, pantaloneta, tenis y una camisa tipo polo y con la sonrisa que lo caracterizaba”, recordó la esposa.

Don Alfredo se empezó a despedir de su esposa como mes y medio antes, le dijo a quién debía buscar en caso de que él muriera y a qué abogado acudir para arreglarlo todo.

Valerie nació tres meses antes, lo que le permitió a su padre conocerla antes de morir e incluso a su Cynthia almacenar 1.100 bolsitas de leche materna, que le permitieron viajar a despedirse de su esposo cuando sufrió el accidente.

Sin duda son hechos, que hasta ahora, años después de su partida, cobran sentido para su familia.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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