En el inicio de año desfilan en nuestra conciencia los aciertos y errores que hemos tenido. Se hace una especie de repaso de las experiencias significativas que marcaron la vivencia cotidiana.
De igual manera surgen los pendientes, esas metas que no hemos logrado y que representan un sinsabor. Dentro de esos pendiente figura, en muchos, la vivencia de pareja. Cómo llevarnos mejor, cómo vivir mejor, cómo mejorar en el área sexual, en fin, todos esos aspectos de la intimidad en los que a veces la relación anda floja.
Los estudios mencionan que la cantidad de personas con problemas sexuales es sumamente alta. Se calcula que los problemas de erección afectan a cerca de la mitad de los varones. Porcentajes mayores se han descrito para los problemas eyaculatorios, así se habla que cerca del 70% de los hombres han lidiado con cuadros de eyaculación precoz.
En las mujeres, la pérdida del deseo sexual, la dificultad para alcanzar el orgasmo, las dificultades para lubricar y el dolor con las relaciones son disfunciones muy frecuentes, presentes en porcentajes superiores al 75%.
Ante este panorama, tenemos que insistir en que ya no hay razón para que una pareja tolere, sufra o se separe por un problema sexual. Hoy las diferentes disfunciones sexuales son fácilmente tratables y la ciencia está en capacidad de devolverle la salud sexual perdida a la inmensa mayoría de hombres y mujeres.
Las expectativas de pareja han cambiado. El hombre quiere disfrutar y ver disfrutar a su mujer, ella desea que su pareja esté a la altura de sus necesidades sexuales. De ahí la enorme importancia de que las parejas se decidan a consultar porque los problemas sexuales tienen solución. Ya no tenemos que quedarnos al margen del deleite, ni resignarnos a una vida carente de sexo, ternura y afecto.
Este es el momento propicio para animarse a buscar ayuda profesional y vitalizar el vínculo de pareja.