El binomio cama y mesa tiene una enorme vigencia en la vida de los amantes. Por un lado, debemos alertarnos porque circulan múltiples sugerencias populares en torno a diversos alimentos que potencializan el vigor sexual y que actúan como afrodisíacos.
Adicionalmente existen centenas de libros que describen recetas y pócimas que acrecientan el rendimiento sexual. Sin embargo, la ciencia es clara en señalar que ningún alimento tiene esas propiedades tan perseguidas.
Sobre esto hay que ser enfático, porque falsamente se habla de que algunos alimentos como el maní, el aguacate, los duraznos, el ceviche, poseen de sustancias capaces de aumentar el desempeño en la cama.
Más preocupante resulta cuando se anuncia que vitaminas y preparados alimenticios tienen efectos revitalizantes de la vida sexual y que son vendidos a precios muy altos, cuando en realidad los estudios indican que su efecto no va más allá de la sugestión.
Hay que ir en serio
Ni la eyaculación precoz, ni la disfunción eréctil o impotencia, ni los problemas sexuales femeninos ceden con el consumo de alimentos naturales o recetas populares. Más bien, ante una disfunción sexual lo ideal realizar estudios detallados y minuciosos que nos permitan encontrar la causa y el tratamiento de estas disfunciones.
Otro aspecto que genera dudas, gira en torno a qué es mejor, si comer antes o después de una relación sexual. En esto hay que ser categórico, es mucho mejor posponer las cenas si son copiosas y abundantes para el periodo post coital, para que el sueño que se produce con ingestas masivas no vaya a aminorar el deseo sexual, y termine acabando con una velada romántica o lujuriosa.
Desde luego, que tampoco se deben mantener relaciones sexuales con hambre o periodos prolongados de ayuno, porque podrían provocar sensaciones de desvanecimiento y desmayo, así como dolor abdominal en media relación sexual o inmediatamente después.
Quizás el punto donde la alimentación se vuelve un factor determinante de la sexualidad es con su efecto a largo plazo. En el sentido que dietas excesivas o pasadas de grasa con aportes calóricos enormes, propician, con el paso del tiempo una serie de enfermedades que deterioran de manera considerable el rendimiento sexual, tal es el caso de la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y las enfermedades de los lípidos.
Claro está una cena apropiada, con un ambiente apropiado y con la persona indicada suele ser un excelente complemento para resolver la ecuación: cama y mesa.