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Natasha, la joven talamanqueña que nos da un ejemplo de lucha

Puso venta de accesorios para celus y ya inauguró una soda

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“Be shkó kèwe. Sejka wes be ri sue” (Se puede salir adelante, todo es cuestión de actitud).

Esta frase en lengua bribrí resume la lucha diaria de Natasha Rodríguez.

La joven, de 25 años y vecina de la comunidad de Suretka, en el cantón de Talamanca, ha forjado su destino con esfuerzo y dedicación y desde que estaba en el cole tenía claro qué quería hacer con su futuro como profesional.

Natasha es la única mujer en su casa. Sus papás, comerciantes en la zona, les dieron a ella y a sus 4 hermanos la oportunidad de estudiar y pese a la distancia, sacó provecho de la ayuda.

“Creo que en mi caso tuve una motivación adicional. Logré estudiar en Limón, con más facilidades que antes y en la sede de la UCR estudié Dirección de Empresas. Desde que estaba en la universidad sabía que quería tener un negocio propio, no quería depender de un patrono y sabía que tengo las capacidades para lograrlo”, nos dijo.

Al finalizar su licenciatura, hace dos años, quería poner un negocio de venta de accesorios para celulares con su ahora esposo.

Afirma que al principio no tenía los recursos, entonces su mamá le prestó ¢100 mil. “Con esa plata apenas logramos comprar algunas cositas para la venta. Conforme íbamos ganando, necesitábamos más y ahí recurrimos a Fundecooperación y pedimos un préstamo para adquirir elementos de publicidad externa”, aseguró.

Gracias a su bretecito pudo comprarse una moto, la cual le ayuda a trasladar la mercadería, se ayudó con los gastos de su tesis y como meta próxima desea hacerle mejoras a su casa.

Esta talamanqueña cree que con empeño, cualquier persona puede superarse. Sin embargo, considera que la ayuda del Gobierno es importante para generar oportunidades de estudio. “Si existen más facilidades para estudiar más personas podrán tener sus negocios, aprender y salir de la pobreza”.

Servir a los suyos

¿Por qué vender accesorios para celulares? Esta pulseadora expresó que en la zona, el único operador de telefonía es el ICE y no existe la posibilidad de tener redes inhalámbricas, por lo que los pobladores se la deben jugar con los teléfonos móviles.

“Por el lugar donde vivimos hay un río, en el que se descarga plátano y pasan estudiantes todos los días. Si no tuviera mi negocio, la gente tendría que trasladarse cuarenta minutos en bus para poder comprar una batería, un cargador. Ofrezco a los clientes facilidades y buenos precios”, indicó.

En su establecimiento también vende perfumería y accesorios de acero inoxidable. Gracias al éxito en las ventas hace menos de dos semanas inauguró una sodita.

También hace de promotora de crédito con Fundecooperación, sirve de enlace entre esta entidad y la comunidad para asesorar a aquellos vecinos que desean ponerse un negocio.

“Conociendo a la gente uno puede entender más sus necesidades y eso me permite ayudarles esperando que puedan tener las mismas oportunidades que he tenido”.

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