Catalina Rojas Marín tiene apenas 10 años, pero habla y escribe como si llevara un alma adulta que ya entendió la importancia de la verdad, la justicia y el respeto.
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Vive en barrio Los Ángeles de San José, cursa el quinto grado en la escuela Mauro Fernández y, mientras otros chicos sueñan con videojuegos o muñecos, ella ya imagina un futuro donde será abogada o profesora de Estudios Sociales.
“Me gusta defender a las personas y también enseñar, porque en Estudios Sociales se aprende de todo: del planeta, del país, de los indígenas, eso me encanta”, cuenta con la voz llena de ilusión.
Catalina no solo piensa en su futuro. Hoy ya está sembrando semillas.
Escribe cuentos que viajan lejos y tocan corazones, como parte del concurso Mi Cuento Fantástico, uno de los programas más representativos de la Asociación Amigos del Aprendizaje (ADA), que este 2025 celebra 25 años de inspirar a la niñez costarricense a leer, escribir y soñar en grande.
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Contra el bullying
El cuento con el que Catalina ganó el año pasado se llama El Club de Séfora. La idea nació de algo que no le gusta ver en su escuela ni en ninguna parte: el bullying.
“Trata de una niña que llegó a una nueva escuela, es de piel morena y con pelo colocho. La hicieron sentir menos y la excluyeron. Entonces ella decidió formar un club antibullying junto con los mismos niños que antes la molestaban.
“La profesora y la bibliotecóloga también se unieron, y el final es bonito porque habla de respeto, de amarse entre las personas y no discriminar”, explica Catalina, con esa mezcla de ternura y firmeza que la identifica y así la conocimos cuando la visitamos esta semana en la escuela Mauro Fernández.
Ella escribe sola, pero tiene un tremendo equipo motivándola. Su mamá, Dayana Marín, y su papá, Wilson Rojas, han sido su apoyo desde que aprendió a leer a los cuatro años. Ahora incluso le lee cuentos a su hermanito Mateo, de tres años, para que aprenda rapidito.
Su profesora, Laurent Mora Castro, también ha sido clave, motivándola desde tercer grado a escribir con creatividad y corazón.
Tremenda inspiración
Catalina ya sabe lo que es ganar. En 2023 triunfó con “La rana y el lago azul”, una linda historia inspirada en la naturaleza de Guápiles (de donde son su mamá y su abuela), que habla de la desobediencia y sus consecuencias. En 2024 volvió a ganar con “El “club de Séfora”.
Este 2025 se volvió a inspirar y escribió el cuento: “Pipe el oso perezoso”, una historia que se vive en el parque nacional Manuel Antonio.
Si todo sale como sueña, Catalina podría despedirse de la categoría escolar siendo cuatro veces ganadora de Mi Cuento Fantástico. Pero más allá de los premios, lo que realmente importa es el impacto de su voz.
“Desde pequeñita le encanta la lectura, siempre ha sido curiosa y quiere aprender más y más”, dice doña Dayana, con tremendo orgullo de madre, ella trabaja en el comedor donde estudia su hija.
25 años de transformar vidas
La historia de Catalina es apenas una entre miles que encierran la magia de ADA, una organización que nació en el año 2000 y que hoy cumple un cuarto de siglo aportando un granito de arena para ayudar a cambiar el rumbo de la educación nacional.
Lo que empezó como un programa extracurricular local se convirtió en una iniciativa nacional que trabaja de la mano con el Ministerio de Educación Pública (MEP).
A través de proyectos innovadores, ADA ha logrado que la lectura y la escritura se conviertan en motores de confianza, creatividad y movilidad social.
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En sus 14 ediciones, Mi Cuento Fantástico ha reunido a más de 179.000 estudiantes y 8.400 docentes, dejando huella en cada aula que toca.
Renata Villers, fundadora y directora ejecutiva de ADA, lo resume con emoción: “Celebrar 25 años es reconocer que la educación tiene el poder de transformar vidas. Cuando se brinda un espacio para que la niñez se exprese, florece su confianza, su creatividad y su capacidad de soñar en grande”.
Camino de vida
Un estudio reciente reveló que la mayoría de estudiantes y docentes coinciden en que Mi Cuento Fantástico fortalece la seguridad en sí mismos, la iniciativa y el liderazgo. Ocho de cada diez aseguran que el concurso les abrió la puerta a su creatividad, mientras que los docentes destacan cómo le da fuerza a la comunicación, el pensamiento crítico y la autoestima.
Para Catalina, escribir es más que un pasatiempo: es la manera de luchar contra las injusticias, de defender a los demás y de imaginar un mundo mejor. Para ADA, ella es la prueba viva de que invertir en educación y motivar a la niñez a expresarse puede cambiar destinos.
Un mismo sueño
Con apenas diez años, Catalina ya se convirtió en una voz que inspira. Y con 25 años de historia, ADA reafirma que seguirá acompañando a miles de niños como ella, convencida de que cada cuento es una semilla de nuestro futuro.
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En el brillo de los ojos de Catalina y en las páginas escritas por tantas manos pequeñas se resumen estos 25 años de ADA: un cuarto de siglo abriendo puertas, cultivando sueños y recordando que, cuando se le da la palabra a la niñez, florece la esperanza de todo un país.