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Niña y señora ticas trasplantadas de hígado hace cuatro años celebran la vida

La niña de dos añitos y la señora de 50, en aquel entonces, recibieron la donación de un joven de 16 años que falleció

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Rocío Castillo Villalobos, de 6 añitos, y doña Rosaura Jiménez Calderón, de 54, no son familia, pero tienen un especial vínculo desde hace casi cuatro años.

Ellas dos estuvieron en una de las más complicadas operaciones que se han realizado en este país: un doble trasplante de hígado de un donante fallecido, por lo que la medicina nacional sigue celebrando la vida de estas dos campeonas.

La Teja conversó con ellas dos para ver cómo ha sido su vida desde entonces. Castillo fue la primera.

“Me gusta andar a caballo, traer vacas con mi papá, andar con mi hermano p’ allá y p’acá. De la escuela lo que más me gusta es jugar y comer en los recreos. Me encanta comer. Cuando sea grande me voy a comprar un teléfono, me voy a comprar ropa, me voy a ir pasear con mi mamá, la voy a llevar a todos lados y vamos a ir a las piscinas”, dice al valiente chiquita, que tenía apenas dos añitos cuando la operaron.

El doctor de la UCR, doctor Edward Castro Santa, le realizó al mismo tiempo, el 23 de mayo del 2018, un trasplante split simultáneo y sincronizado de hígado, de un donador fallecido a la niña Rocío Castillo Villalobos y a doña Rosaura Jiménez Calderón

Por lo general, solo los países muy desarrollados y con grandes ingresos económicos pueden hacer este tipo de operaciones, debido a la gran cantidad de recursos y de personal altamente calificado que se necesitan, por lo que doña Rosaura, consciente de eso, agradece profundamente al sistema de seguridad social tico.

“Tengo cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres. Uno tiene 36 años, otro 33, una hija de 26 y una niña de 17 años. De hecho, ya yo había acomodado todo en mi familia, porque a nosotros nos preparan. Ya yo le había dado a alguien a mi hija, que ahora tiene 17 años, por si yo fallecía, porque el tiempo que tenía de vida era muy corto… era mi hermana. Pero bueno, hoy disfruto con ella (la hija) todos los días. Esta oportunidad de vida se la agradezco a Dios todos los días”, dice Jiménez.

El doctor de la UCR, doctor Edward Castro Santa, le realizó al mismo tiempo, el 23 de mayo del 2018, un trasplante split simultáneo y sincronizado de hígado, de un donador fallecido a la niña Rocío Castillo Villalobos y a doña Rosaura Jiménez Calderón

Logística

La compleja operación se realizó el 23 de mayo del 2018, al mismo tiempo, en los hospitales México y Nacional de Niños.

En el procedimiento, liderado por el doctor Edwuard Castro Santa, participaron 100 profesionales de todo tipo, incluidos ahí tres cirujanos de transplantes (Castro, María Amalia Matamoros y José Garbanzo).

Una vez que los doctores recibieron en hígado, que tenían un año de estar esperando, lo dividieron en el México, dejaron una parte ahí para operar a Jiménez y salieron soplados con la otra, en una ambulancia escoltada, hacia el de Niños para ponérselo a Castillo.

El doctor Castro explicó por qué los procedimientos fueron tan complejos.

“Cuando se terminaba una de las fases más críticas en las pacientes, los cirujanos teníamos que rotar. Siempre hubo ambulancias listas. El cirujano se iba a mover, por darte un ejemplo, del Hospital México al Hospital de Niños. Esa rotación continua era vital para que los trasplantes se dieran de forma simultánea y que el tiempo de isquemia de ocho horas (tiempo máximo que dura el hígado antes de dañarse) fuera respetado”, puntualizó Castro.

El doctor aclaró por qué decidieron dividir el hígado.

“La razón del por qué decidimos hacer esta estrategia se debe a una realidad sumamente dolorosa: tener pacientes en lista de espera y que la oportunidad de un trasplante nunca llegue. Nosotros como médicos somos, muchas veces, testigos de su muerte”, añadió.

Además, contó por qué tardaron tanto tiempo en obtener un hígado acorde a las exigencias.

“Para que un hígado resista una división y pueda ser trasplantado exitosamente tiene que ser idealmente de una persona joven, muy sana, que no tenga ninguna enfermedad y que su hígado no tenga grasa ni inflamación. Son una serie de circunstancias que hay que controlar en el donante cadavérico”.

El doctor de la UCR, doctor Edward Castro Santa, le realizó al mismo tiempo, el 23 de mayo del 2018, un trasplante split simultáneo y sincronizado de hígado, de un donador fallecido a la niña Rocío Castillo Villalobos y a doña Rosaura Jiménez Calderón

Los familiares de un menor de 16 años fallecido decidieron ceder el cuerpo. El Ministerio de Salud hizo la oferta de los órganos disponibles y, con ello, se asignaron los injertos a los pacientes más urgentes.

Rocío y Rosaura eran, en aquel momento, las pacientes más graves de las listas de niños y adultos. Ambas estaban en condición terminal.

Doña Rosaura relató cómo fue el proceso de recuperación.

“En ese momento viví muchas emociones juntas, en especial, ese sentimiento de poder volver a la casa cuando sabíamos que ya estábamos desahuciados. La incapacidad era de un año y solo duró ocho meses porque tuve una recuperación excelente, con altos y bajos. Quedamos bastante condicionados, con muchos cuidados, pero puedo decir que hasta el momento aquí estoy.

El doctor de la UCR, doctor Edward Castro Santa, le realizó al mismo tiempo, el 23 de mayo del 2018, un trasplante split simultáneo y sincronizado de hígado, de un donador fallecido a la niña Rocío Castillo Villalobos y a doña Rosaura Jiménez Calderón

“Quiero darle las gracias infinitas a la familia de ese donador porque, en medio de su gran dolor, nos dieron una oportunidad de vida. También, quiero hacer consciencia en la sociedad costarricense que, como yo, ahora hay muchos compañeros en espera de esto. Les pido que por favor donen porque hoy somos nosotros y mañana alguien de ellos. Se los pido en nombre de todos mis compañeros que esperan este momento”, dijo doña Rosaura.

Redacción

Redacción LT

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