En 1987, dos años después de la muerte de Evelyn, la mamá de la niña dio a luz a otra pequeña y en honor a la chiquita que le arrebataron le puso el mismo nombre: Evelyn María Bustos Villavicencio.
La hermana de la víctima cumplió los 13 años sin saber de dónde venía su nombre, pero poco después hizo un descubrimiento que le puso la piel de gallina.
“Un día estaba en la casa y me encontré un recorte de periódico que hablaba del asesinato de Evelyn Bustos Villavicencio y yo me asusté mucho porque ese era mi nombre, entonces le pregunté a mi mamá y ella con mucho dolor me dijo que esa era mi hermana, pero los detalles de la historia me los contó mi abuelita”, narró la mujer, quien actualmente tiene 30 años.
Años después vimos un reportaje en el tele porque ya se acercaba la fecha de liberación del asesino de mi hermana y la verdad me afectó mucho porque se veían imágenes de cuando se dio todo eso, hasta vi cuando mi papá llegó al cafetal en el que encontraron muerta a mi hermana y eso me dolió mucho”, agregó Evelyn.
La hermana menor de la víctima asegura que atesora todos los buenos recuerdos que la familia tiene su hermana y eso la hace sentirse orgullosa de llevar su mismo nombre.
“Para mí mi nombre es un tesoro y además significa una gran responsabilidad porque sé que mis papás recuerdan a mi hermana y por eso cada cosa que hago la hago lo mejor que puedo. Desde hace ocho años estoy casada y también en mi matrimonio doy siempre lo mejor de mí”, argumentó.
Evelyn confiesa que piensa mucho cómo habría sido conocer a su hermana mayor.
“Mi familia me ha contado que ella era muy aplicada en la escuela y muy cariñosa, yo sé que nos hubiéramos llevado muy bien y me duele saber que su vida acabó de esa forma y tan rápido”, asegura.
Un dolor que marca el alma
Polonia Villavicencio, mamá de las dos Evelyn, dice que aunque ya han pasado casi 32 años, el dolor de la muerte de su niña aún le duele en el alma.
“Es muy duro saber que me la mataron y de esa manera, uno no logra perdonar a una persona que hizo un daño así”, expresó la dolida madre.
“El día que me mataron a mi hija ella me había dicho que no quería ir a la escuela y yo le dije que tenía que ir porque era la responsabilidad de ella y tenía que hacer un examen.
“Después de todo lo que pasó a mí eso me dio vueltas en la cabeza porque si le hubiera hecho caso seguro estaría viva”, añadió.
Polonia tuvo un total de diez hijos. Poco después del ataque en el que murió su pequeña decidió irse de Escazú para Alajuelita.
Vilavicencio asegura que todavía la atormentan los días de incertidumbre que pasó por la desaparición de su hija.
“Cuando Evelyn desapareció pasamos como tres días muy duros, que fueron mientras estuvo desaparecida. Mi esposo y mi hijo mayor salían a buscarla hasta que un día la encontraron en un cafetal. Fue terrible y el cuerpito estaba tan mal que nos la dieron en un ataúd sellado, no me pude ni despedir de ella”, relató.
“Cada vez que yo veo en las noticias una niño o niña que pasó por algo así me acuerdo de mi chiquita, eso es algo que lo acompaña a uno el resto de la vida, definitivamente solo Dios le da a uno la fuerza para aprender a vivir con eso”, finalizó la valiente.