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OPINIÓN: AMLO, el presidente que juega con el coronavirus y la vida de los mexicanos

Viendo lo que ocurre en tierras aztecas, debemos valorar el trabajo responsable del equipo encabezado por el presidente Carlos Alvarado y su ministro de Salud, Daniel Salas.

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Mientras México suma su primera víctima por el coronavirus, un adulto de 41 años que padecía diabetes, el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, de 66 años, raja con que el coronavirus no es nada del otro mundo, y además tiene un “escudo protector” contra el Covid-19 y “es la honestidad”.

Completa su protección con sus amuletos, un billete de dos dólares y un trébol de cuatro hojas. A su arsenal de protección le suma la oración: “Deténte enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”.

Así maneja el líder mexicano la pandemia que tiene de rodillas al planeta. Y eso que debería estar chiquitico por ser parte de la población de alto riesgo.

Los 130 millones de mexicanos no merecen tanta charlatanería y si siguen los lamentables ejemplos de su mandatario, saludando de beso y dando la mano a todos, están expuestos a una epidemia sin precedentes dentro de sus fronteras.

Pareciera como si López Obrador, Daniel Ortega, en Nicaragua, y Nicolás Maduro, en Venezuela, lo que quisieran es aprovechar el coronavirus como arma letal contra sus pueblos.

Viendo esos terribles y cercanos ejemplos, debemos valorar en toda su dimensión el responsable trabajo del equipo encabezado por el presidente Carlos Alvarado y su ministro de Salud, Daniel Salas.

Complementemos ese gran esfuerzo quedándonos en la casa, no estamos de vacaciones; lavémonos las manos, tosamos y estornudemos como Dios manda, para que la oración “Deténte enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo” sí tenga efecto.

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