Hace un tiempo tuve la oportunidad de ir a México y mi hija lo primero que me dijo fue: “papi el agua de aquí no se puede tomar, hay que comprarla embotellada”.
Pocos días atrás unos mexicanos estuvieron en mi casa y lo primero que les dije, sacando pecho, fue: pueden tomar agua directamente del tubo, toda la que quieran.
Y es que los ticos con frecuencia no valoramos lo que tenemos, tomar el agua del tubo lo vemos tan normal como disfrutar del yodito por la tarde.
Quien me recordó este privilegio fue el experto Darner Mora al leer un artículo suyo este lunes en La Nación.
Dice Mora que de América Latina, Costa Rica y Chile son los únicos países en que la gente puede tomar agua del tubo. La información la tomó del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Ambas naciones, detalla, cuentan con amplia cobertura por cañería y adecuados controles.
Sin embargo, hay que tocar una diferencia grande entre ambos países, y es que durante la presidencia de Eduardo Frei, en Chile, se aprobó en 1998 una ley para meter al sector privado en la distribución del agua.
Darnes Mora explica que Chile “privatizó las fuentes de agua en la zona urbana, mientras Costa Rica las democratizó”.
Es decir, lo que los ticos pagamos al AyA, a la Empresa de Servicios (ESPH), y las ASADAS (manejan acueductos rurales), es apenas para que estas instituciones puedan ir saliendo adelante, no como en Chile que los empresarios privados se enriquecen con el agua, y casualmente este es uno de los puntos que hicieron explotar a la sociedad chilena.