OPINIÓN: Cada tico ahogado en préstamos hace un abono a la crisis del país

Estamos jodidos por todo lado, el país no despega, el desempleo sigue siendo uno de los principales retos del gobierno de Carlos Alvarado, y la plata no alcanza.

Y un gran peso en ese peligroso círculo vicioso está en nuestro mal hábito de gastar más de lo que recibimos y estamos pagando las consecuencias.

Las deudas que tienen la mayoría de las familias es 8,4 veces mayor que la plata que les entra mensualmente, y ¿quién puede sobrevivir así?

Para ponerlo más claro, a una familia puede entrarle un millón de colones al mes pero debe ¢8,4 millones. Así estamos "viviendo".

Y con semejantes jaranas, quién se atreve a entrar a un local comercial aunque sea para vinear qué nueva mercadería hay, de allí que los negocios están cerrando, lo que aumenta el desempleo.

Una buena parte en esta crisis la tenemos nosotros mismos, porque los que nos lanzaron el anzuelo dándonos préstamos fáciles, aunque nunca verificaron sí teníamos capacidad para pagar, no nos pusieron una pistola en la jupa.

Y los perjuicios están por todo lado. Hay educadores a los que mensualmente les llega cero en el sueldo por el rebajo de los préstamos. ¿Con qué actitud llegan a dar clases?

Pero no son solo los educadores, el mal está por todo lado. En nuestro círculo íntimo de amigos o compañeros de trabajo hay uno que vive asfixiado.

Y en este mar de deudas, las tarjetas se llevan el crédito entre las grandes responsables. Aceptemos, como los alcohólicos, que tenemos un problema con las deudas, busquemos ayuda, renegociemos y ojalá aprendamos la cara lección.