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OPINIÓN: Cri cri dejó de cantar y hoy llora al igual que miles de familias ticas

La presión por la apertura de los negocios y la urgencia de trabajo presiona al gobierno en momentos en que el covid-19 sigue fortalecido. Urge un Dr. Daniel Salas en el área económica.

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Fue muy triste leer en La Teja, este martes, el abrupto final de una historia de éxito de 54 años cuando el miércoles 1º de julio terminaron las lindas y fantásticas aventuras que se escribieron en la famosa cadena de peluquerías para niños Cri Cri.

El primer local abrió el 13 de junio del 1966, y el último estaba en Curridabat. El grillito dejó de brincar por culpa del covid-19, que este martes dejó 277 nuevos contagiados, cifra alta pero que al menos cae en relación con los datos de las últimas semanas. Los fallecimientos subieron a 68 y otro dato que alarma es la cantidad de pacientes en cuidados intensivos: 49.

En lo económico la situación también es ruda. “Yo tengo hijas y mi sueño era que ellas siguieran con el negocio que iniciaron sus bisabuelos.

“Yo nací y crecí en ese negocio, es lo que sé hacer. Un cierre siempre lo vi muy lejano, nunca estuvimos preparados para esto”, comentó muy dolida Yelsi Poltronieri, propietaria de la peluquería durante los últimos dieciséis años.

Yelsi no está sola en este viacrucis, su angustia y desesperación invade a miles de ticos pulseadores que necesitan trabajar o poner a funcionar sus gimnasios, barberías, sodas, bazares, tiendas, y otras actividades.

“Las pérdidas son invaluables, tengo una lista bastante grande de facturas por cancelar, contratos a la Caja, al INS, trámites que se unen a mi estado emocional delicado”, detalla Yelsi, rostro de las penurias de los pequeños empresarios. Lo terrible es que no sabemos para donde vamos y el gobierno tampoco. Necesitamos otro Dr. Daniel Salas pero en el sector económico.

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