Opinión: De una animalada a otra

Algo en algunas instituciones gubernamentales va muy mal, salen muchas ideas salvajes

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Hace apenas un mes todos pelamos los ojos cuando nos dimos cuenta de que Incopesca exigía un carné a las personas interesadas en ver ballenas en nuestras aguas.

Ojo, no era para los boteros ni para los guías de turistas: ¡era para el público y costaba 30 dólares! Claro, en momentos como este a todos nos sobran 18.000 colones y podemos dárselos a Incopesca.

Esa fue una de las geniales medidas que le brilló en la cabeza a algún funcionario público para reactivar una actividad tan golpeada por la pandemia como es la turísitica.

Bien, cuando apenas nos reponíamos de tal ocurrencia nacida en una institución del Gobierno viene el MINAE con otra igual o peor.

Resulta que ha cerrado ya 100 refugios de animales y todo hace pensar que va por más. Los ojos del ministerio están puestos ahora en el Parque Ponderosa, en Liberia, al que informó de una amplia serie de limitaciones, entre las que se encuentran la reproducción de animales, la visita de personas a los recintos de los animales y la alimentación de, por ejemplo, las jirafas, con pedacitos de zanahoria.

El documento habla de “animales silvestres” y uno puede preguntarse ¿son silvestres animales que por generaciones han nacido en cautiverio? Pues no, no lo son. Estos animales serían incapaces de vivir en un ambiente lejos de los cuidados humanos, pero eso, claro, también parecen desconocerlo en el MINAE.

¿Y que pasará con los animales de los refugios cerrados?, ¿y qué con las personas que los atendían, que obtenían sus ingresos de esa actividad? ¿El Minae les pagará el sueldo, les conseguirá otro trabajo?

Estamos frente a otra ocurrencia de una institución de un Gobierno que dice trabajar para reactivar la economía, pero a la hora de las acciones hace lo contrario. Recordemos cómo se había propuesto obligar a los turistas que nos visitaran a comprar unos seguros a precios elevadísimos.

Claro, como en el campo del turismo no tenemos competencia podemos hacer los que nos dé la gana y aun así habrá millones de personas deseosas de venir. No existen Cuba, ni Cancún, ni Cartagena, ni San Andrés...

Algo en algunas instituciones gubernamentales va muy mal, pasan de una animalada a otra con una rapidez que da miedo. Como que sobran cabezas que “vanllenas” no de ideas y de buenos propósitos sino de otro tipo de asuntos.