Las cifras son aterradoras, de 7.700 a 10.000 muertes en tres meses, un promedio de 85 muertes diarias. No estoy hablando de los estragos del COVID-19, si no de lo que hizo la epidemia del cólera en nuestro país en 1856, en plena campaña contra los filibusteros. La información es del artículo EL COLERA EN LA COSTA RICA DE 1856, del investigador Leonardo Mata.
La enfermedad se llevó al 10 por ciento de la población.
El desconocimiento y la gran ausencia de medidas higiénicas ayudaron a que el cólera llenara de luto a aquellos primeros costarricenses.
Y es que si bien el aislamiento que estamos viviendo hoy, refugiados en nuestros hogares, nunca se había visto en nuestra historia como país cercano a cumplir 200 años, sí es cierto que las epidemias nos han golpeado fuerte a lo largo de estos dos siglos, pero también es cierto que nunca como ahora se ha tenido tanta información sobre un mal y con autoridades tan capacitadas.
Los ticos hemos pasado por epidemias de Bronquitis, Paperas, Sarampión, Viruela, Tos ferina, Varicela, Poliomelitis, y el SARS, pariente del COVID-19.Y así como el cólera hizo lo que le dio la gana con nuestro pueblo, hoy gracias al conocimiento de las enfemerdades contagiosas, es que se han tomado serias medidas para no repetir esa historia de dolor.
Lo que nos toca es hacer caso a nuestras autoridades, el COVID-19 desgraciadamente llegó para quedarse y hay que aprender a vivir con él, y para ello hay que seguir las instrucciones de los que saben mientras llega la vacuna, lo cual no será pronto.