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No sorprende que a don Carlos Alvarado se le hallan caído las medallas, lo más grave es que está muy difícil que vuelva a levantarlas.
Y es que desgraciadamente lo que falta de pandemia es incierto, lo único claro es que quedan varios meses antes de que aparezca una vacuna confiable contra el covid-19.
No sabemos cuanto más navegaremos en aguas turbulentas, desde el punto de vista sanitario y económico, y lo más triste aún es que ya no creemos en nuestro capitán ni en la tripulación. Así o más jodidos.
En abril pasado, en el mandatario y su equipo confiaban el 76% de los costarricenes, y hoy solo un 46%.
Y en el manejo de las medidas económicas los números son aún peores. En abril un 71% consideraba que las decisiones eran buenas, y hoy solo un 27%. Los datos salen de la encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR.
¿Cómo seguir combatiendo un enemigo tan peligroso cuando el líder perdió credibilidad y necesita la ayuda de todos?
Ningún presidente en la historia reciente del país habría estado preparado para una crisis de esta naturaleza, sin embargo, Alvarado se sacó la rifa, le tocó bailar con la más fea y debe apechugar.
Al presidente Alvarado le corresponde dejarse ayudar. Buscar acercamientos serios y sanos con los diversos sectores económicos y políticos, gobernar para todos y no solo para el sector público, y sobre todo debe mantener los pies en la tierra y no en helicóptero porque si no nos mata el coronavirus nos matará el desempleo y el hambre.
