OPINIÓN: La segunda oleada del COVID-19 llegó y hay que tener cuidado en señalar culpables

Ante las elevadas y preocupantes cifras de contagios de COVID-19, síntoma de la segunda oleada del coronavirus, debemos desgranar muy bien la mazorca y decir las varas como son, porque ha salido más de un bombeta a calentar los ánimos de forma muy peligrosa.

Muchos de los contagiados son nicaragüenses, pero hay que ver el entorno. Quiénes los traen, en especial a trabajos en el campo, ¿les dan las mejores condiciones laborales?, ¿esos empresarios que los explotan les ofrecen el ambiente sanitario adecuado ante la pandemia?, ¿les toman la temperatura, les exigen distanciamiento en sus labores, les dan mascarillas, agua, jabón?

Y de los ticos, qué podemos decir. El sábado vecinos de la urbanización Manuel de Jesús Jiménez, en San Francisco de Cartago, se dieron de golpes con los policías que llegaron a hacer un operativo.

Varios hombres estaban apelotados en una alameda, pero estos sujetos y unos vecinos se molestaron y se dieron de golpes con los oficiales, mientras los lugareños les tiraban piedras y les pegaban con palos a los uniformados. Nueve adultos, entre ellos un delincuente con tobillera electrónica, fueron detenidos y cuatro menores de edad.

Y estas escenas de policías ticos enfrentados con irresponsables TICOS son comunes. Si se busca a quien echar la culpa, un mal muy arraigado entre los costarricenses, pues una buena cuota tenemos. Si nos ponemos exquisitos y no queremos extranjeros vayamos a cortar caña, a coger café, a trabajar en construcción, a bretear en las casas. Y si los contratamos, hagámoslo con todas las de la ley desde el punto de vista laboral y sanitario.