Hubo detalles muy reveladores de la paciente de COVID-19, identificada como María, que valen la pena rescatar. Ella fue entrevistada el martes por el ministro de Salud, Daniel Salas.
1. Quien le pegó el coronavirus fue el esposo, quien no tenía síntomas. De allí la importancia del distanciamiento social en el que tanto ha insistido el ministro Salas, porque estos pacientes andan como si nada esparciendo el virus.
2. La única señal de que algo raro le sucedía al esposo de María es que había perdido el olfato. Y ese ha sido uno de los nuevos síntomas identificados por nuestras autoridades.
3. "Soy una persona de 33 años, saludable, no tengo ninguna enfermedad, nunca he padecido de nada, nunca me han operado. En realidad gozo de mucha salud, hago ejercicio, me mantengo activa y aún así, yo pasé dos semanas bastantes fuertes, pero siento que por mi edad y por mi condición de salud nunca le tuve miedo al virus, ni pensé que algo muy grave me iba a pasar, y sin embargo, fueron dos semanas bastante difíciles.
"A mí la fiebre me llegaba casi a los cuarenta grados, amanecía con fiebre y me acostaba con fiebre, no podía dormir en la noche, tenía muchos escalofríos, el dolor de cuerpo era insoportable, hasta estando acostada sentía dolor en las articulaciones.
"La fatiga era tal que del segundo piso de mi casa no podía bajar”.
Si eso le pasó a María, con tantas fortalezas, qué no le puede hacer el coronavirus a un adulto mayor o a un paciente con diabetes, o presión alta.
4. "En este proceso me he sentido sumamente acompañada, agradezco muchísimo al sistema de salud de Costa Rica. Desde que tengo COVID-19 me llaman tres personas diarias, independientemente de si es sábado o domingo".
Si desobedecemos a las autoridades de Salud y nos relajamos, ¿habrá suficiente personal para llamar a cada paciente tres veces al día y darle una atención personalizada?
Eso nunca pasará si el coronavirus se nos escapa de las manos, allí está Nueva Yok, España, Italia, que ya no pueden ni con sus muertos.