La campaña política terminó, hay que dejar de robar cámara.
Todos estamos en el mismo barco, y después de dos rondas políticas desgastantes, y sobre todo, llenas de desencanto ahora lo que nos queda es apechugar.
Gobernantes y gobernados, desde cada trinchera, debemos hacer lo humanamente posible por sacar la tarea. La pandemia no ha terminado y la irracional invasión rusa a Ucrania oscurecen el panorama.
De allí que doña Pilar Cisneros debe bajar el tono, ya no está al frente de Telenoticias, desde donde le gustaba hacer show, ni tampoco es el centro del futuro gobierno que se comerá la bronca.
“Técnicamente, este país está quebrado. Literalmente quebrado”, afirmó Cisneros, futura jefa de fracción del PPSD.
No es cierto, y quien lo dude puede repasar las declaraciones del vicepresidente electo Stephan Brunner: “Es un país que tiene las finanzas públicas comprometidas y están complicadas, pero no es un país en quiebra. No hemos entrado en default, creo que estamos lejos de eso”.
La premura de la rectificación de Brunner se fundamenta en las mismas razones que debieron inhibir el exabrupto de Cisneros: el respeto a la verdad y un mínimo de prudencia. Declarar una supuesta quiebra es alarmar, sin fundamento, a los mercados financieros.
Brunner lo tiene claro: “Necesitamos que los mercados internacionales tengan confianza en la solidez fiscal del país. Tenemos un déficit muy grande, endeudamiento neto todos los años y necesitamos generar confianza porque, de lo contrario, eso se va a reflejar en las tasas de interés que nos van a solicitar los mercados, y eso no está en el interés del país”.
Esa confianza se ha venido recuperando gracias a los resultados fiscales del gobierno saliente, de Carlos Alvarado, en el 2021 y en el primer trimestre de este año, y hay demostración de confianza del mercado internacional luego del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Hizo bien el vicepresidente electo al rectificar las desafortunadas declaraciones de la periodista que se cambió de acera pero le gusta seguir alarmando.