Mire mamita, si quire venir a Costa Rica, el país del pura vida, venga acompañada, Dios guarde venga solita. Si llega sin acompañante viene por su propio riesgo.
Si desea visitar nuestras famosas playas no olvide el velo, como el que usaban hace muchos años las ticas para ir a misa ( aquí iría una ilustración).
Sería preferible que en lugar de traje de baño use un vestidito que le llegue, ojalá, un poquito para abajo de la rodilla. Y Dios guarde sonreír, ni siquiera al señor que vende copos, porque puede creer que le está dando pelota y puede tener malos pensamientos.
¡Ah, muy importante! si le da por ir a botar estrés a un bar mejor tome agua. Y si no se puede aguantar y le gustan las birritas mándese máximo dos, que no se le suban a la cabeza.
Si prefiere una bebida más fuerte como un guarito o un whiskazo, puede perder la compostura y no nos hacemos responsables de su seguridad.
No importa si usted nos visita de Estados Unidos o de algún país de Europa, compórtese bien, como Dios manda, porque de lo contrario se expone a que la violen, porque los enfermazos están al acecho. Y no es culpa de ellos que usted los alborote.
Estas recomendaciones no solo son para las turistas foráneas, también aplican para las ticas.
Pueden sonar exagerados estos “mandamientos”, pero no tienen nada diferente de las “medidas básicas de autoprotección en seguridad” que recomienda la Guía de buenas prácticas de seguridad en las operaciones turísticas, creada conjuntamente por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu).
Advertidas están...