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OPINIÓN: Volver transparente la Caja del Seguro, el gran reto de su presidente ejecutivo

No dudo de la voluntad ni de la gran capacidad de Alvaro Ramos, nuevo mandamás de la institución aseguradora, pero la bronca no es jugando

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Me encantaría creer en la promesa de Álvaro Ramos Chaves, nuevo presidente ejecutivo de la Caja, quien llega al puesto respaldado por su gran talento y demostrada capacidad.

Ramos tiene las armas para garantizar la rápida investigación de denuncias de corrupción tal como lo prometió.

Lo sucedido en la CCSS durante los últimos años se para el sol a verlo. Aparte del encubrimiento esperado de los involucrados, hay en la institución una arraigada cultura de autoprotección capaz de aceptar la impunidad con tal de preservar la imagen institucional.

De allí que la institución se beneficiaría de la adopción de prácticas conducentes a la transparencia en todos los niveles, comenzando por la Junta Directiva. Álvaro Ramos asumió el compromiso de investigar personalmente, cuando corresponda, y no tolerar la prolongación excesiva de las indagaciones.

Tan importante como eso es permitir a otros investigar, particularmente, a la prensa. El presidente ejecutivo seguramente sabe que los principales casos de anomalías en los últimos años salieron a la luz gracias al periodismo, incluso a contracorriente de informes de auditoría absolutorios, corregidos después de publicaciones de La Nación.

Sacar la información pública relevante no siempre ha sido fácil y, a lo largo del camino, los ataques de la maquinaria de prensa de la Caja, muy bien aceitada, no fueron pocos, aunque los hechos fueron las mejores dosis de ubicatex.

Una primera definición en procura de la transparencia es decidir si los departamentos encargados de la información existen para que fluya o para ejercer la “defensa” de la institución y entorpecer el trabajo de la prensa como ha sido la tendencia.

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