La última vez que el equipo masculino de baloncesto de Limón ganó la medalla de oro en Juegos Nacionales fue en el 2002 y entre sus jugadores estaba Jake McKenzie Davis, quien por cierto terminó como el mayor encestador y el jugador más valioso.
El pasado martes 24 de enero el equipo masculino de baloncesto de Limón se volvió a colgar la medalla de oro en la edición 40 de los Juegos Deportivos Nacionales Icoder 2022-2023 y aquel jugador del 2002, Jake McKenzie Davis, 21 años después, celebró el regreso al oro, pero ahora como entrenador. Es el único sobreviviente de aquel equipo dorado de hace más de dos décadas y uno de los grandes responsables del oro actual.
Ya no tiene los 17 años del 2002, ahora tiene 38; eso sí, sigue viviendo en la urbanización Los Cocos del puritico centro de Limón. Aquel carajillo de inicios de los dos mil, ahora es papá de una hija, quien es su tremendo orgullo.
Buscamos a quien al parecer es un amuleto dorado para el baloncesto limonense y nos dijo que para la vuelta al oro no hay secretos, solo trabajo.
“La alegría que le estamos dando a la provincia se fundamenta en un proceso de siete años; un proceso serio y responsable, cargado de valores y disciplina.
“Todos los jugadores que se colgaron la medalla de oro este 2023 tienen su título de bachiller colegial, eso es algo que no negociamos. Queremos grandes jugadores de baloncesto y también grandes seres humanos”, explicó.
Vibras positivas
¿Fortalezas doradas? “Un camerino cargado de ímpetu, buenas vibras, siempre positivos. Este Limón no es un equipo, es una familia con un profundo compromiso y cargado de constancia, perseverancia y disciplina”, respondió.
Reconoce en su capitán, el jugador Yoshaekel Thomas Lewis, a ese líder positivo, al mariscal de campo, como una de sus piezas fundamentales para los resultados positivos.
“Yo soy la cabeza, pero él, con su liderazgo dentro y fuera de la cancha, nos llevó a las victorias”, asegura el ahora técnico.
Celebrar un oro en Juegos Nacionales es una tremenda alegría, pero McKenzie no olvida el enorme sacrificio de sus muchachos en los últimos años, sobre todo el último en que se enfocaron con todas sus energías en ganar la medalla dorada.
“Hablamos de un equipo de Limón en el cual la mayoría de sus jugadores trabaja o estudia y eso nos obligó a tener que acomodar los entrenamientos para que todos, o la gran mayoría, pudieran estar. Fue así como se volvió normal entrenar en el gimnasio Eddy Bermúdez de 9 a 11:30 de la noche.
“El último bus para el centro de Limón sale a las diez de la noche, por eso también fue normal que todos camináramos hasta nuestras casas en Cieneguita, Corales, Los Cocos, Pueblo Nuevo, entre otros lugares. Pues, ese sacrificio valió la pena y se los agradezco a los muchachos”, reconoció.
Bofetada positiva
El técnico recordó que el pasado viernes 20 de enero cayeron 66-58 frente a Nicoya, algo que pudo hacerlos perder el rumbo, pero que él transformó en energía positiva.
“Esa fue una gran bofetada, pero fue una bofetada que necesitábamos, porque así les recordé a los muchachos que debían darse cuenta que estaban en Juegos Nacionales, que nadie les iba a regalar nada y que no hay rival fácil, que cada partido significa una guerra y que cada una de esas guerras hay que ganarlas. La enseñanza de esa derrota nos devolvió al rumbo del triunfo.
¿El secreto como técnico? “No hay. Solo hay trabajo y vocación. Soy profesor de educación física en el Colegio Deportivo de Limón y, en todo momento, trato de que los estudiantes se enfoquen en los estudios y en el deporte, ambos de la mano, no soltar ninguno e ir agarrados de los dos.
“No es fácil. Como en todo el país, en Limón vivimos situaciones difíciles en las calles. Una semana antes del inicio de Juegos Nacionales, a uno de nuestros jugadores le asesinaron al hermano, quien le había dicho que estaba seguro que ganaríamos oro. Por eso mi jugador tomó la decisión de quedarse en el equipo y no devolverse a Limón. Todos nos unimos alrededor de ese jugador y lo acuerpamos completamente”.
Vencieron las drogas
¿Es la máxima alegría este oro? No. Tenemos tres jugadores que rescatamos de las drogas y del mal comportamiento. Celebraron la medalla de oro limpios, haciendo deporte. El baloncesto salva vidas, cambia vidas. El 90% de los jugadores estudian en el Colegio Deportivo de Limón, porque buscamos no darles tiempo de pensar en nada malo. Eso vale mucho más que cualquier medalla. Ahora tenemos tres vidas positivas y enrumbadas al éxito social, deportivo y familiar.
¿Cuál medalla le supo más la del 2002 o esta del 2023? “Definitivamente esta. Es que ahora como técnico uno puede controlar lo que pasa en la cancha. Estuvimos cerca del oro en el 2017 en el BN-Arenas de Hatillo ante San José, pero no lo logramos y ese sinsabor lo tenía todavía, por eso me sabe más este oro”.
Con el marcador final de 59-53, Limón le ganó la final a San José (medalla de plata) y con eso sumó ocho preseas de oro en las 40 ediciones de Juegos Nacionales. Es el segundo más ganador, solo superado por Heredia que tiene 9; San José 7 y Goicoechea 6. Los heredianos ganaron esta vez el bronce.
“Después de celebrar la medalla volvemos al trabajo. A la gran mayoría de jugadores les quedan todavía como dos Juegos Nacionales más. Este oro motiva el proceso, a esos jóvenes que están luchando por un espacio en el equipo. Tenemos demasiado talento y con la academia Limón Sharks, lo comprobamos. Seguiremos con la meta puesta en el oro”, asegura el director técnico.