El palmareño Enrique Vargas va taco a taco con el científico Franklin Chang-Díaz.
Don Enrique creó hace 11 años un generador de hidrógeno que funciona con agua del tubo y que junto con la gasolina pone los carros más chuzos.
Con ese invento le hace el pique bravo a Chang-Díaz, quien tiene 12 años de estar trabajando en el motor de plasma para la propulsión de naves espaciales.
Lea estos ejemplos para que vea cómo está la cosa: Chang y su equipo superaron los diez mil disparos de prueba, y don Enrique solito ha logrado colocar su generador de hidrógeno en 1.700 carros en todo el país y hasta en Panamá.
Taco a taco.
Ad Astra Rocket, la empresa del astronauta, recibió el año pasado un empujón de $10 millones por parte de la NASA, para que siga con el brete. Justo el año pasado un israelíta visitó a don Enrique para meterle platica al negocio, pero no amarró el asunto; sin embargo, al palmareño le quedó claro que ya su invento pasó las fronteras de Tiquicia.
El motor de plasma es la gran tarea que la NASA le encomendó a Chang-Díaz, para que un cohete pueda ir al planeta Marte en 39 días.
El generador de don Enrique es la gran tarea que él mismo se impuso con el objetivo de ayudarles a los ticos a que ahorren tamaño poco de plata en gasolina, porque su fórmula es que el carro funciona con la mitad de gasolina o diésel y la otra mitad con agua.
Y sigue el pique, Chang es astronauta; don Enrique es piloto de pruebas. Chang es ingeniero; don Enrique también. Chang da clases en universidades de Estados Unidos y el mundo; don Enrique es instructor de vuelo y le ha tocado enseñarle a volar a estudiantes de diferentes países. Chang ha estado en el espacio; don Enrique también es piloto de acrobacias.
Hay algo que no ha hecho Chang y es en donde don Enrique le tuerce el brazo, porque el astronauta no ha estado en una película de Hollywood y don Enrique sí. Se trata de la cinta "Horizonte perdido", que se filmó en 1973 y en la que actuó George Kennedy. A Vargas le tocó la escena en que se estrella un avión DC3 de 40 pasajeros.
Este palmareño, de 76 años, pone un tanquecito, de unos 30 centímetros, en los motores de los carros, para convertir el agua en hidrógeno y así ruedan el doble de kilómetros con esta tecnología.
Solo bueno.
El hidrógeno, al ser puro y limpio, provoca que cuando se va a Riteve la prueba de gases salga en cero y el chuzo pasa "pianito, pianito". Por si fuera poco, el cambio de aceite se hace cada cinco mil kilómetros.
“Siempre he pensado que uno debe aportarle al planeta algo, por eso me concentré en el motor de hidrógeno, para ayudar en lo que pueda a evitar tanta contaminación ambiental, cuando le pongo mi motor a un carro, se acaba para siempre en ese auto los gases que dañan el aire que respiramos.
“Es posible hacer un vehículo 100 por ciento de hidrógeno, pero es que sale carillo por eso es que decidí lo de mitad y mitad. La gente duda al inicio, no creen que un carro funcione echándole agua, pero rapidito se convencen”, afirmó este ingeniero mecánico.
Con el generador de este inventor, el motor del carro funciona mitad con agua y mitad con gasolina o diésel. Vale 200 mil colones con mano de obra incluida.
Funciona puras tejas
Contactamos a don Luis Diego Segura, quien le metió la tecnología del palmareño a su Nissan Tiida desde hace como un año, tiempo suficiente para que nos haga un análisis.
“La verdad me ha ido pura vida, invertí 200 mil colones pero los recuperé superrápido, porque ahora gasto la mitad en gasolina y recorre el doble de kilómetros, estoy contento, ni se nota el cambio, el carro quedó más jalón (corre más rápido) y en Riteve paso perfecto”, afirmó.
–¿Tenía dudas al inicio?
–La verdad sí, pero ya varias personas me lo habían recomendado. Eso y que la gasolina día con día sube y sube, me motivó a ajustar la platica y meter el hidrógeno. El cambio se nota desde el primer día y el bolsillo lo siente, realmente uno ahorra más de 50 mil colones a la quincena con este motor”, agregó don Luis.