Motivados por un pedido amoroso del papa Francisco, las iglesias católicas en todo el mundo abrirán las puertas, entre el 9 y el 10 de marzo durante 24 horas, para que los fieles puedan orar y confesarse sin ningún problema durante la celebración de la Cuaresma.
"En cada diócesis, al menos una iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas, para permitir la oración de adoración y la confesión sacramental”, explica el propio papa Francisco en su mensaje para Semana Santa.
De acuerdo al papa, él se inspiró en las palabras del Salmo 130,4: «De ti procede el perdón».
Los católicos del país, impulsados por el mensaje del papa, tendrán durante esta Cuaresma 2018 el camino perfecto para reiniciar un andar con Jesucristo, porque la época permite la reconciliación y el arrepentimiento.
“Invito especialmente a los miembros de la iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo”, agrega el papa.
La Cuaresma sirve de preparación para la Pascua del Señor y es vista como el signo sacramental de la conversión que anuncia y posibilita volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.
Cruz de ceniza
Este 14 de febrero comenzará la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza y la catedral Metropolitana de San José realizará la primera misa a las 6:30 a. m., para que todos aquellos trabajadores que quieran participar del signo de la cruz de ceniza asistan sin problemas y luego puedan jalar a bretear bien animados.
A las 8 a. m., la misa será celebrada por monseñor José Rafael Quirós. Además habrá otra misa a las 11 a. m., a las 4 p. m. y a la 6 p. m. La tradicional misa de las cinco se suspendió para esta ocasión.
Con el Miércoles de Ceniza se dará inicio a los 40 días en los que la iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo en la Semana Santa. Durante la misa se bendice y se señala en la frente de los fieles una cruz hecha con ceniza, la cual proviene de las palmas bendecidas durante el Domingo de Ramos del año anterior.
“La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Génesis 2,7); “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Génesis 3,19)”, explicó la Agencia Católica de Informaciones, la cual pertenece al canal católico EWTN.