El papa León XIV, cuyo nombre real es Robert Prevost, acaba de ser electo como cabeza de la Iglesia Católica. Y si bien es un paso enorme en su vida, la realidad es que lleva muchos años dentro de este mundo y, en todos esos años de experiencia, ha compartido con miles de personas en todo el planeta.
En La Teja logramos sentarnos a conversar con Fernando Sánchez, rector de la Universidad Católica de Costa Rica y exembajador de Costa Rica ante la Santa Sede, quien ha tenido la suerte de tratar con Prevost en dos ocasiones antes de que fuera papa.
La primera la recuerda como si fuera ayer, pero, más que nada, porque fue un encuentro muy poco grato, al menos para él.
“Fue precisamente en Perú, en Chiclayo, donde él era obispo. Teníamos una reunión de la Junta Directiva de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe y él era gran canciller en ese momento”, recuerda Sánchez.
Según nos contó, antes del evento, Prevost celebró una misa y se tomó el tiempo de conversar con cada uno de los asistentes.
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“Desde ahí me pareció una persona muy cercana, amable, sencilla, muy humilde y con un corazón de pastor”, narró.
Entonces, ¿qué fue lo que salió mal?
“Fue un encuentro no tan grato en mis recuerdos, porque me enfermé”, contó entre risas. “No solo yo, varios nos enfermamos y terminamos internados ahí en la universidad en emergencias”.
“Entonces recuerdo esa preocupación de él, primero, por ver que nos atendieran bien y rápido y, segundo, porque llegáramos todos sanos y salvos a casa”.
En la segunda ocasión que se vieron, Prevost ya había escalado un par de puestos y se le nombró presidente de la Comisión Pontificia para América Latina; en pocas palabras, era el encargado de Latinoamérica ante el Vaticano.
Esa ocasión, que fue en mayo del 2023, fue mucho más grata.
“Tuvimos una sesión de trabajo toda la mañana con él en su oficina. Recuerdo que escuchaba con mucha atención, hacía muchas consultas, daba ideas y, sobre todo, estaba muy preocupado por el estatus de las universidades en países como Nicaragua, Venezuela, Haití y Cuba.
“Es una persona muy puntual en sus objetivos, en sus preocupaciones y, desde el primer momento, noté que está muy interesado en la región”, recordó.
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Enorme corazón
Pero, ¿realmente tiene ese corazón de oro y esa paz que transmite a través de las pantallas? Según nos contó Sánchez, así como se ve en tele, es en persona.
“Lo que más me ha impresionado es que es una persona reflexiva, que escucha, con atención, muy preparado. Realmente uno siente que habla con alguien que confluye.
“Tiene una fuerte vocación pastoral, es muy cercano, muy sencillo, pero, también es conocedor a fondo de temas como la política, el medio ambiente, temas migratorios, sociales, de exclusión y hasta de pobreza.
“Tiene muchas habilidades para conciliar y para unir posiciones. Vean que él habla de paz y habla de construir puentes, eso mismo yo lo noté en mis dos encuentros con él”, rememora.
Incluso, nos dijo que su personalidad es un reflejo de lo que se siente en el mundo católico por tener a la cabeza.
“Genera muchísima tranquilidad y muchísima paz. Creo que ese es el mismo sentimiento que vive la Iglesia Católica con su elección; hay un sentimiento de tranquilidad, de paz y de estar en muy buenas manos.
“Hay un sentimiento de que el Espíritu Santo nunca se equivoca”, aseguró.
En buenas manos
Ahora, no podíamos dejar pasar la oportunidad de preguntarle a don Fernando si en alguna de esas ocasiones que convivió con él, pensó que podría llegar a ser papa.
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“Bueno, hay un decir en Roma que cada vez se confirma más, que es: los que llegan papas salen cardenales.
“Por el perfil de él, un hombre muy sencillo y muy llano, nunca se mencionó, ni siendo yo embajador, como una figura que eventualmente podría llegar a ser papa.
“Entonces, definitivamente, ha sido una gratísima sorpresa. Yo jamás me lo imaginé y lo digo con toda sinceridad”, reconoció.
“Ni cuando lo vi en Perú, ni cuando lo conocí en Chiclayo, ni siquiera cuando lo volví a ver en el Vaticano, jamás pensé que estaba reunido y rindiéndole un informe al futuro papa”.
Eso sí, no haberlo pensado en su momento, no le quitó la sonrisa de oreja a oreja y la felicidad que sintió al verlo nombrado papa.
“Mi primera impresión fue sorpresa, pero, rápidamente, sentí una gran paz. El Espíritu Santo no se equivoca y estamos en inmejorables manos de cara a lo que necesita la iglesia y lo que necesita nuestro mundo lleno de conflictos y divisiones”, reflexionó.
“Era de completa confianza del papa Francisco, por lo que nos garantiza que los temas fundamentales que han sido tan acertadamente llevados adelante por el papa Francisco, vamos a tener continuidad.
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