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Periodista Lucía Pineda preocupada por su país: “No podemos dejar de orar por Nicaragua”

Lucía Pineda está preocupada, ya que los hospitales están desbordados, no hay oxígeno y las filas son enormes para vacunarse contra el covid-19.

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La periodista nicaragüense que vive en Costa Rica Lucía Pineda, pide orar por su país, ya que vive momentos muy duros por el covid-19.

“Yo sé que hay mucho dolor, lo reportamos a diario (en el noticiero 100% Noticias que se transmite por Facebook), ese luto, ese duelo, esa sensación de que todo está perdido en el país, de que nos llueve sobre mojado, que no salimos de una situación difícil y nos cae otra, que sigamos orando, respetando la voluntad del Señor”, dijo a eso de las 5:30 de este domingo 19 de setiembre en una transmisión en vivo, en la cual también pidió oración por la periodista Verónica Chávez y su hijo Miguel Mora Chávez, quienes están internados en el hospital Vivian Pellas de Managua, precisamente, por covid-19.

En estos momentos los nicaragüenses están sufriendo una nueva ola pandémica, largas filas por la vacuna contra el covid-19 y desesperantes filas por un tanque de oxígeno.

Pineda lo tiene claro y por eso asegura que en estos momentos para los nicaragüenses en Costa Rica y en Nicaragua, “las mejores armas que tenemos son nuestras rodillas, no podemos dejar de orar”, reafirmó.

Sin oxigeno

“Ando buscando oxígeno porque tengo dos familiares enfermos” con covid-19, dice Francisco Montenegro, uno de los cientos de nicaragüenses que intenta rellenar un cilindro de oxígeno en la capital para atender a un ser querido.

“Lamentablemente estamos en una situación en el país en la que no sabes ni donde podés contagiarte”, lamentó Montenegro, quien culpa el rebrote a las “aglomeraciones de la gente”.

“En las calles, en los buses, donde sea hay mucha gente que no porta las mascarillas”, reprochó.

Los tanques de oxígeno, que desde hace semanas escasean en el país, son comprados, alquilados y rellenados en centros privados por personas que, según su capacidad económica, tratan a sus enfermos en casa. Largas filas de autos se forman en los lugares de venta de oxígeno.

De acuerdo con el gobierno de Daniel Ortega, no hay colapso en los hospitales públicos, pero sus opositores afirman lo contrario.

Nicaragua experimenta, como algunos de sus vecinos de Centroamérica, un repunte de contagios de covid-19.

Pero, a diferencia de otras naciones de la región, Nicaragua nunca decretó cuarentenas para contener el virus. Por el contrario, ha promovido actividades recreativas que empujaron a miles, sobre todo a los jóvenes, a relajarse y salir a fiestas.

El presidente Daniel Ortega argumenta que si Nicaragua, un país de 6,5 millones de habitantes, “deja de trabajar (..) se muere de hambre”. Según el Banco Central, poco más de 1 millón de ciudadanos depende del trabajo informal para sobrevivir.

El ministerio de Salud registra hasta la fecha 13.206 casos y 201 muertos desde que inició la pandemia. Reconoce en las últimas semanas un aumento en los contagios.

Pero, para la red de médicos independientes Observatorio Ciudadano, hay al menos 25.150 casos sospechosos, de los cuales más de 4.500 terminaron en fallecimientos con síntomas asociados al Covid-19. El gobierno desconoce estas cifras y acusa a esta organización de promover el “terrorismo pandémico”.

Esperar el milagro

Algunos, como el chofer Julio Larios, quien vive en la occidental ciudad de León, recorrió 180 km en vehículo hasta la capital para adquirir oxígeno, pero después de hacer una larga fila le informaron que se había agotado.

“Toca hacer la fila y esperar el milagro el día de hoy, que venga otro cisterna para ver si abastecemos ese tanque”, expresó desesperado.

Tania tampoco tuvo suerte. “Ando buscando oxígeno para mi hermana, ella está mejorando, pero necesita oxígeno y estamos aquí todos pues, luchando”, comentó a la AFP.

A pesar de la reserva con la que las autoridades manejan la pandemia, la información de enfermos y muertos por covid-19 inunda las redes sociales, a través de familiares, amigos o vecinos. Todos conocen a alguien que murió por la pandemia o se encuentra grave en su casa o en el hospital.

Los casos han “subido (...), la situación está bien crítica y bien delicada, no sé, pues, si lo quieren minimizar. Pero sí, está bien feo aquí”, contó Erika -quien prefirió no dar su apellido-, en una de las filas de venta de oxígeno. Dijo que perdió a dos familiares por el virus.

“No quiero abrir más las redes sociales ante tantas condolencias que conmueven el alma”, manifestó en Twitter la defensora de derechos humanos Yonarqui Martínez.

La Iglesia Católica ha dicho que al menos 16 sacerdotes han muerto por el virus, la mayoría este año.

Sin datos oficiales

El miércoles, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presionó a Nicaragua para que evitara los grandes grupos de personas y aunque señaló que carece de datos oficiales que permitan hacer un análisis adecuado, existen otras fuentes que muestran que hay una ocupación alta de los servicios de salud, en particular de los hospitales.

“También hay reportes sobre alta transmisión, es decir un aumento de número de casos y también aumento en los niños y adolescentes, tanto en hospitalizaciones, reportes de casos sospechosos y confirmados y también de fallecimientos”, aseguró el director de Emergencias en Salud de la OPS, Ciro Ugarte.

Ante el repunte de contagios, las autoridades sanitarias han redoblado los llamados a la ciudadanía a “respetar las medidas” de prevención y acudir a los hospitales en caso de síntomas.

Aceleró además el proceso de vacunación, que hasta agosto había cubierto apenas a 523.000 nicaragüenses. Para octubre, el gobierno espera inmunizar al 32% de la población mayor de 30 años con dosis de AstraZeneca y Sputnik V.

En tanto, los equipos de salud visitan las casas en los barrios y comunidades para detectar casos sospechosos.

Los médicos de Observatorio Ciudadano, por su parte, han impulsado a la ciudadanía a realizar una “cuarentena voluntaria” para contener “el pico pandémico”, evitar el “colapso de los hospitales” y salvar vidas.

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