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Personajes + teja: Doña Eugenia y el peor año de su vida

El audio de una llamada a Tigo expuso la vida de la adulta mayor

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"Espero que la gente se olvide que existo", respondió doña Eugenia Cartín, la señora de la llamada de Tigo y quien odia, sobre todas las cosas, haberse convertido en un personaje público.

Odia tanto ser conocida que encabezó la lista de las cosas malas que le han pasado en su vida con eso, por encima de un divorcio, de la noticia de no poder ser mamá y de la muerte de sus padres.

Ella sigue siendo una mujer solitaria que cometió el "error" de llamar a una empresa a exigir un mejor servicio de Internet para trabajar en paz y que esa llamada se hiciera pública.

Eso le costó la privacidad que tanto apreciaba.

Ahora hace frente a dos procesos, uno penal y otro civil. Espera que ambos terminen más rápido de lo que tardó en hacerse famosa.

Ella, a sus 73 años, tiene que levantarse a veces en la madrugada a responder el teléfono para colgarlo de nuevo porque la llaman a insultarla o a bromear.

Tuvo que dejar de ir a lugares concurridos porque la gente le pide fotos o le gritan que si no debería estar "tra-ba-jando". Hasta tuvo que resguardarse, aún más, en la soledad de su casa por miedo de que cualquier cosa que haga sea usada en su contra en una red social.

Además, asegura que ha perdido una cantidad de clientes impensable y eso la ha puesto en apuros cada quincena, sobre todo en esta época en la que no recibe aguinaldo por ser su propia jefa en lo de las traducciones.

Doña Eugenia se escucha cada vez más cansada cuando se le toca el tema de su experiencia por la llamada a Tigo.

"No me hace ninguna gracia (el 2017). A como ha sido este año yo no se lo deseo ni a mi peor enemigo, las llamadas a media noche, uno no tiene vida privada, por todo lo critican, le sacan fotos si voy al mall, todo el mundo se ríe de uno, he perdido clientes...", lamenta doña Eugenia.

De hecho, en el pequeño resumen que ella hizo de su año, todo fue malo y solo hay una cosa que rescata como positivo.

"Hubo una cosa buena, sí, fue que mis excompañeras de colegio me llamaron hace un par de meses y me dijeron que iban a hacer una reunioncita en honor mío, para que yo supiera que ellas me querían a pesar de que yo me había alejado de ellas", dice.

Sin embargo, la "felicidad" le dura poco, porque rápidamente el recuerdo de lo que la torturó la mayoría del año le invade y la obliga a sacarlo como quien confiesa sus traumas frente a un psicólogo.

Lo de ella es como un círculo vicioso que cada cierto tiempo, hable de lo que hable, un impulso la lleva a cambiar de tema para regresar a aquel amargo pasaje.

Hay quienes apoyan a doña Eugenia mientras hay otros que censuran su actitud y el mal carácter con el que le habló al empleado de Tigo que le atendió la llamada.

La señora fue acribillada por una gradería de sol llamada redes sociales, que está siempre esperando ver quién es el primer personaje en caer para juzgarlo y atacarlo hasta el cansancio.

De hecho, hay quienes aseguran que todo esto es un circo montado por Cartín y su abogado para hacerse millonarios.

Sin embargo, la persona que tenga la oportunidad de hablar con esta adulta mayor y escuchar su agotada voz se daría cuenta de que esa amargura no se le va a quitar ni ganándose 500 millones de dólares.

Así que es casi que un hecho que si usted pone a doña Eugenia a escoger entre el platal que podría ganarse en el juicio ($500.000) o devolver el tiempo para que nada de lo que le pasó este año vuelva a suceder, es muy probable que ella elija la segunda opción.

Marcelo Poltronieri

Editor web, acomodador del periódico impreso y uno de los encargados de los posteos en las redes sociales de La Teja. Ha trabajado en Grupo Nación desde el 2012 en distintos productos y secciones. Es bachiller en Periodismo y licenciado en Producción Audiovisual en la Universidad Federada San Judas Tadeo.

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