Los 296 habitantes de Bajos de Toro Amarillo, en Valverde Vega, Alajuela, esperan con ansias el primer miércoles de cada mes para ser atendidos por los médicos en el Ebáis de la comunidad. Lo único malo es que para ello deben madrugar bastante.
Aunque se atienden unos 22 pacientes ese día, la mayoría (unos 15) son diabéticos, hipertensos, mujeres embarazadas y niños en etapa de crecimiento con citas programadas por su condición.
Solo quedan unos siete campos disponibles para el resto de lugareños, de ahí que si sienten algún dolor o malestar cercano a esa fecha deben llegar a las instalaciones desde la 1 a. m. a hacer fila.
Si llegan y ven que hay siete personas antes que ellos mejor se devuelven, porque saben la respuesta: "No hay más fichas".
Un médico, un farmacéutico, una enfermera y un encargado de registros médicos son el personal que atiende en el Ebáis, pero pertenecen a la clínica de Valverde Vega, por lo que pese a que el horario de atención del centro médico debería ser de 7 a. m. a 4 p. m., en realidad es de 8:30 a .m. a 2:30 p. m., menos una hora de almuerzo, porque los funcionarios deben estar de regreso en su puesto de trabajo para la hora de entrada y salida.
Al consultarle a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) sobre la atención limitada a los asegurados respondió: "Se trata de un puesto de visita periódica que el Ebáis va cada mes para atender a 296 personas con consultas programadas para adultos mayores, consultas de crecimiento y desarrollo y control de enfermedades crónicas, pero que los pacientes pueden ir a la sede del Ebáis cuando lo necesiten", indicó el médico Álvaro Rodríguez Montero.
O sea, con esa respuesta el doctor Rodríguez no dijo absolutamente nada.
Viajar por atención
Ante esta situación, los vecinos de Bajos de Toro Amarillo pese a estar asegurados deben buscar otras formas de atención médica cuando la necesitan
Tal es el caso de doña Rosa María Morera, de 71 años y quien padece de dolor en las rodillas e inflamación en el colon. La señora viaja con sus hijos en carro hasta Sarchí para que la atienda un médico amigo.
"Fui dos veces a las dos de la mañana a hacer fila y no me dieron ficha. Además, la doctora de ahora solo receta manzanilla para todo, así que prefiero ir por fuera, aunque sea más complicado", aseguró doña Rosa.
En su caso, duran entre 40 y 45 minutos para llegar a la clínica de Valverde Vega u hora y media si tienen que ir hasta el hospital de Grecia.
Los que no tienen carro propio deben viajar en el único bus que brinda servicio entre Grecia y Bajos de Toro Amarillo. Sale a las 6:30 a. m., y regresa a las 4 p. m. Si no, deben pagar un carro que los lleve hasta el centro médico y les cobran entre ¢12.000 y ¢15.000 por viaje.
"A mí hace 15 días me acaba de tocar duro, porque llevé tres días seguidos a mi muchacha que tenía dolor en el estómago en carro. Tuve que pagar ¢30.000 cada día para ir y venir, porque aquí uno aguanta frío en la madrugada para ver si lo atienden en el Ebáis y no lo logra", nos comentó doña Patricia Umaña.
Las ambulancias son otro viacrucis, pues deben llamar a las de Sarchí o Zarcero para que traigan un paciente y por el cierre técnico de la ruta entre Sarchí y Toro Amarillo deben dar una vuelta que retrasa la llegada hasta en una hora, por lo que muchas veces les piden que los lleven y en el camino los topan para hacer trasbordo.
"A los que llegan con algún dolor les mandan una inyección y cuando van para que se las pongan, no hay disponible", contó doña María Elena Rojas.
Michelle Rojas tiene 20 años y padece de alergias. Por la activación del volcán Poás ha estado malísima últimamente, pero debe estar a punta de medicamentos, porque no hay dónde atenderla.
"Lo que pedimos es que atiendan a la gente que lo necesita sin estar pendientes del horario o que habiliten dos días, uno para los pacientes crónicos y otro día para las demás consultas", dijo Floribeth Porras.
Ana Lidia Zúñiga sabe lo que es madrugar para conseguir cita, el mes pasado llegó a las 2 a. m. y obtuvo la ficha 5, este mes se salvó porque por su presión ahora ya tiene cita garantizada.
Doña Vitalina Campos es una adulta mayor y este mes pasó todo el día en el Ebáis esperando ser atendida.
"Conseguí la última ficha y me atendieron a las 2 p. m., pasadas, (llegué) desde las 7 a. m., y todo ese tiempo estuve pendiente de cómo estaba mi esposo (Jorge Salazar), a quien debo atender, pues hace dos meses le amputaron una pierna", contó doña Vitalina.
No hay presupuesto
Desde hace un año, la Junta de Desarrollo, administradora del Ebáis, ha coordinado con las autoridades regionales de la CCSS para mejorar la atención, pero la respuesta que reciben siempre es la misma: no hay presupuesto para pagarles a más médicos, ni los viáticos, según nos contó el presidente de la misma, Jorge Salazar Campos.
