Un expresidente de Costa Rica recuerda con gran emoción y nostalgia el día en que conoció al papa Francisco y el sumo pontífice le pidió que rezara por él.
El exmandatario Luis Guillermo Solís contó a La Teja que ha tenido la oportunidad de conocer a dos papas: san Juan Pablo Segundo y a Francisco y, aunque los dos encuentros fueron muy emotivos, fue más significativa para él la visita al papa argentino.
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“Visité al santo padre Francisco en junio del 2017. Fue la segunda vez que tuve la oportunidad de conocer a un papa, pues ya lo había hecho anteriormente, en febrero de 1987, cuando acompañé al entonces canciller Rodrigo Madrigal Nieto, de quien era jefe de gabinete, a su audiencia con Juan Pablo II, con el fin de darle conocer y buscar su apoyo al Plan de Paz de Óscar Arias.
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“Aunque el encuentro con el hoy santo papa Wojtyla fue impactante y cálido, la potencia de su carácter, la misión más ‘política’ de la visita y el hecho de que yo no presidía la delegación costarricense, me hace recordarla con gran reverencia, pero con menos hondura humana que la hecha 35 años después a Francisco. Fueron dos papas muy distintos, con carismas particulares, cada cual”, dijo el exmandatario.
Solís aseguró que la humildad del papa Francisco y su forma de ser lo impactaron.
“Mi encuentro con el santo padre Francisco, fue de una humanidad conmovedora. Pasaba en el mundo, incluida Costa Rica, por una crisis migratoria sin precedentes. En Italia, cientos de miles de sirios escapaban de la guerra civil en su país, y miles de magrebíes intentaban cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa. El resultado de todo aquello fue un saldo horripilante de muertos, entre ellos muchos niños, cuyos cuerpos aparecían en las playas italianas y griegas, a veces, aferrados a los cadáveres de sus madres. Para Francisco, aquello producía un dolor inmenso.
“En Costa Rica, mientras tanto, atendíamos a más de ocho mil cubanos que buscaban llegar a los Estados Unidos, pero que se encontraban estancados en nuestro país por la negativa del régimen de Ortega de dejarlos pasar por Nicaragua”, manifestó.
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Fue un encuentro lleno de emociones y dolor
Ese encuentro con el papa Francisco duró casi 40 minutos y Solís aprovechó para mostrarle una foto del obispo que en aquel momento estaba en San Isidro del General, Fray Gabriel, ayudando a mover un servicio sanitario portátil en uno de los campamentos de migrantes en Paso Canoas.
“El papa se conmovió con la foto y me enseñó el chaleco salvavidas que le regalaron unos guardacostas que habían rescatado a un niño africano que encontraron en las costas de Lampedusa, en Italia. Fue imposible para ambos contener la emoción ante aquello.
“Al final de la visita, ya después de haber recibido al resto de la delegación y casi al despedirnos, Francisco me dio la mano y me dijo mirándome a los ojos: ‘Presidente, por favor, rece por mí’”, contó el exmandatario.
Solís asegura que aprovechó la ocasión para invitar al líder religioso a venir a Costa Rica.
“Pese a que le invité a visitar Costa Rica, lamenté siempre que su agenda no se lo permitiera. Pero sé que nos tenía cerca de su corazón. Lo sé porque todavía recordaba la hazaña de la “Sele” en Brasil (2014), y le gustaba nuestro café, al que alguna vez llamó el ‘mejor del mundo’.