El presidente de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), Gilberto Cascante, la sacó del estadio al decir este martes en la Comisión de Asuntos Sociales, en la Asamblea Legislativa, que un niño no se morirá por no recibir clases.

Esto lo dijo cuando los diputados están analizando crear una lista de servicios esenciales en instituciones públicas donde no se podrían hacer huelgas, uno de ellos sería la educación.

Esto quiere decir que los educadores no podrían participar de un movimiento de este tipo porque su labor es calificada como esencial.

Esto molestó a Cascante, quien consideró que la educación no debería entrar en esa lista.

“El hecho de que un niño desgraciadamente no reciba educación lo podría hacer más ignorante, con menos posibilidades para la vida, pero no necesariamente se va a morir por no tener este derecho, aunque es un servicio sumamente importante”, dijo.

Catalina Montero, diputada del Partido Acción Ciudadana e integrante de esa comisión, fue una de las que pegó el grito al cielo al escuchar al sindicalista.

“Al señor Cascante se le olvidaron todos los principios que tiene un educador, se le olvidó que él es un defensor del aprendizaje, se le olvidó que primero están los derechos de los niños antes que los de ellos y se le olvidó que el interés primordial es enseñar, no el que tienen los sindicatos”, comentó la legisladora.

Para Montero, las palabras de Cascante son peligrosas, pues a su criterio, un niño que no recibe educación está condenado a una vida llena de limitaciones.

“En este momento quienes no estudian difícilmente se ubican en un trabajo, como dice el mandato bíblico, ‘el que no trabaja, que no coma’, eso se aplica a lo que se vive en muchos hogares, la educación es lo que nos permite salir de la pobreza, desarrollarnos como personas, es decir, lo que don Gilberto dice no tiene sentido”, agregó.

La legisladora María José Corrales también mostró su indignación.

“Escuchar a un educador, como es el señor Cascante, referirse a la educación de manera despectiva y decir una frase así, es preocupante y deplorable. No podemos justificar bajo ninguna circunstancia que una persona que represente al sector educación venga a decir que no es un derecho esencial ni prioritario, eso deja mucho qué desear”, indicó.

Exministros asustados

Al ministro de Educación entre 1986-1990 (presidencia de Óscar Arias Sánchez), Francisco Antonio Pacheco, se le paró la peluca al enterarse de las palabras de Cascante.

Lo primero que nos dijo fue que ese pensamiento es “una traición a la historia de Costa Rica”, la cual, a su criterio, se ha construido sólida y firme sobre las bases profundas de la enseñanza.

“Un educador, como Gilberto Cascante, que desconoce las bondades de la educación y la poderosa fuerza transformadora en los seres humanos, es mejor que se dedique a otra cosa. Sobre todo en este país en el que los educadores son los agricultores por excelencia del conocimiento y sus frutos son nuestros hijos”, agregó.

Pacheco se mostró preocupado, pero sobre todo, dolido por la crisis que se vive en el gremio de los educadores.

“Yo no creo, y de eso estoy seguro, en que sea lo que piensa la mayoría de los maestros del país. Creo en el educador y su amor y pasión por llenar de conocimiento a nuestros hijos. Me duele lo que dice Cascante, pero me deja tranquilo que la gran mayoría de ellos creen firmemente en que el conocimiento".

Por su parte, Leonardo Garnier, también exministro del MEP, también aseguró estar impresionado.

“Me sorprenden ese tipo de declaraciones y que vengan de un educador. El ignorante es él por decir eso”, comentó.

Para Garnier, ninguna cosa tiene más impacto en la pobreza que una persona no tenga acceso al conocimiento.

“El lunes estuvimos en el Consejo Nacional de Educación con el MEP que nos presentó los contenidos que se dejaron de dar por la huelga y el impacto que tuvo por los 60 días sin recibir lecciones fue muy significativo. Es una falta de respeto con los estudiantes y las familias”, explicó.

Intentamos hablar con Cascante tras sus palabras; sin embargo, no contestó a ninguna de nuestras llamadas.