El 2 de julio de 1942 a las 8:20 de la noche ocurrió una de las desgracias más grandes que se recuerdan en Limón, cuando 23 hombres que trabajaban en el vapor San Pablo, que se encontraba anclado en el muelle de Moín, fallecieron.
Según se recuerda, ese día se produjo una explosión tan grande dentro del barco que afectó el fluido eléctrico y dejó a casi toda la provincia a oscuras.
Todos los tripulantes perdieron la vida. De las víctimas mortales, 22 eran costarricenses y uno era estadounidense. Según se cuenta, un submarino alemán torpedeó el vapor, pero esta versión nunca ha sido confirmada.
La Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) decidió este lunes rendirles un homenaje a las personas que perdieron la vida ese día.
En honor a ellos, se colocó una estatua y una placa en el muelle de Moín para que todos los que lleguen a este lugar también los recuerden.
El pieza de metal tiene escritos los nombres de los fallecidos y a la par una leyenda que dice: “En homenaje a los trabajadores portuarios caídos en el cumplimiento de su deber en el vapor ‘San Pablo’”.
La actividad también sirvió para festejar los 55 años de esta institución.
En el acto estuvo presente el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, quien afirmó estar feliz porque una institución como esta siga creciendo y ayudando al Caribe costarricense.
La presidenta ejecutiva de Japdeva, Ann McKinley, también aprovechó la ocasión para homenajear a 10 funcionarios por su excelente trabajo durante más de 35 años de servicio.
Todos los asistentes se mandaron sabroso con un pedazo de queque con el que festejaron a la institución.
Nuevo mirador
Como parte de las sorpresas que se prepararon se informó que en el lugar en el que se ubicó el monumento para recordar a los 23 fallecidos, se inauguró un nuevo mirador con vista panorámica para que los turistas lo puedan disfrutar.
La obra tuvo un costo de casi 10 millones de colones y está abierto al público.